Muchas personas, una vez que pasan los 30 años, pueden comenzar a sufrir de dolores de cabeza debilitantes, que muchas veces son descritos como “que perforan la cabeza”, de la mano de un dolor insoportable.
Muchas veces estos dolores vienen aparejados de una serie de síntomas como pueden ser náuseas, vómitos, mareos, dificultad para concentrarse e hipersensibilidad a la luz, el ruido y hasta al viento sobre tu rostro.
Cómo se siente una migraña
Las personas que sufren de migrañas no pueden explicar o darle sentido de forma muy coherente –como lo harían con otros padecimientos-. “Es muy difícil visualizarlo con palabras.”, dicen. Un trastorno de migraña es una enfermedad hereditaria seria, que afecta a la regulación de las señales nerviosas en el cerebro y para algunas personas es una condición absolutamente devastadora que afecta a todos los aspectos de su vida.
A pesar de presentarse junto a una sensación pulsátil, el dolor de cabeza unilateral es el síntoma por excelencia de la migraña, resultando en la migraña como un fenómeno neurológico complejo. En los días y horas antes de que un dolor de cabeza incluso comience -un período conocido como la fase premonitoria- una tormenta electroquímica comienza a gestarse en el interior del cerebro afectado por la migraña.
Así lo describe el Dr. Peter Goadsby, profesor de neurología de la Universidad de California San Francisco: “en la fase premonitoria, los pacientes se sienten cansados y podrían tener algunas molestias de cuello.” A su vez, se describen algunos otros síntomas premonitorios como bostezar, cansancio, mareos, irritabilidad, sed, antojos de alimentos, aumento de la orina y dificultad para concentrarse.
Descubrimiento
Pero todo podría mejorar. Goadsby y sus colegas identificaron recientemente áreas específicas del cerebro que se activan en la fase pre-dolor de cabeza, usando imágenes cerebrales.
En el 25% de personas que sufren de migraña, los dolores de cabeza pueden ser precedidos por otro síntoma neurológico: el aura. A menudo se experimenta como un punto ciego o una rueca de la luz que oscurece la visión. Un aura también puede causar entumecimiento, hormigueo o pérdida de palabras. Una vez que el dolor de cabeza de migraña se establece, cualquier tipo de información sensorial se vuelve insoportable: la luz ordinaria, el ruido y los olores se transforman en vivos golpes de dolor. Horas después de que el dolor de cabeza ha disminuido, muchas personas experimentan fatiga persistente y mareos.
Hay pruebas de que, entre ataque y ataques, en los cerebros que padecen de migraña, los trastornos se manejan de manera diferente a las normales. Los estudios muestran que los cerebros afectados por la migraña tienen una menor capacidad para habituarse o acostumbrarse a un estímulo. De modo que si expone a una persona normal a una luz constante, parpadear. Si luego se miden las señales evocadas en la parte visual de su cerebro, las señales se hacen más pequeñas con el tiempo ya que el cerebro se acostumbra a la luz. Pero si expones a una persona con migraña a una luz intermitente, la señal comienza a amplificarse con el tiempo.
Ell Dr. Goadsby encuentra este fenómeno atrapante: “es por eso que las personas que sufren migrañas puede darse cuenta de las pequeñas cosas que los irritan, como un reloj en el fondo. Un paciente puede irritarse por cosas de las cuales no puede deshacerse fácilmente. Una persona que no padece migrañas simplemente ignorará estas las cosas. La diferencia es bastante impresionante.”
En una próxima entrega veremos cuáles pueden ser los desencadenantes de posibles episodios de migraña, de modo que si usted las padece, podrá identificar estos componentes activadores y eludirlos.
Continúa en Pistas para prevenir la migraña y los dolores de cabeza [Parte 2]
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