¿ Se puede lograr el cuerpo perfecto ?

¿ Se puede lograr el cuerpo perfecto ?

¿ Se puede lograr el cuerpo perfecto ?

Se puede lograr el cuerpo perfecto. Salud y bienestar

 

La idea de belleza ha atravesado los siglos como una pieza fundamental de la historia, del arte y hasta de la política. Su frecuente aparición a partir de todas sus formas ha ido esparciendo su desarrollo a través de los años, siendo venerada y buscada en su máxima expresión.

El cuerpo femenino fue, desde siempre, un ícono artístico natural, en el que se han inspirado pintores y poetas. En él se ha hallado la concentración de todas las miradas a lo largo del tiempo.

Con el correr de las décadas la visión artística del cuerpo de la mujer ha quedado muy por debajo de esta concepción, y  ha “pasado de moda”.

Lo que hoy representa un cuerpo armonioso es muy diferente a lo que transmitía  siglos atrás. Hoy se oscila entre una extrema delgadez y una exuberancia irreal, fabricada como cualquier otro producto.

Como tal se le exige a los cuerpos las pertinentes “normas de calidad” basadas en el consumo masivo del objeto que se quiere vender. En este caso se trata de entidades -los seres humanos- que venden su imagen luego de haber entrado en la gigantesca mentira del mundo de la moda y su pretendida perfección.

Si bien este trabajo se vuelve deshumanizado en muchas ocasiones, depende de la propia persona el camino que elija seguir, pudiendo ser un oficio como cualquier otro; o bien dejarse persuadir  por el anhelo de una imagen transformada que le haga perder su esencia.

Del mismo modo, para aquellos que observan asombrados, a través de una pantalla, la belleza de un cuerpo será, más o menos, determinante dependiendo del sentido que se le otorgue a dicha imagen. El punto de vista será en este caso clave para no confundir ideales de belleza descomunales con una simple necesidad de verse o sentirse mejor con uno mismo. Este último aspecto depende más de nuestro interior que de cómo nos veamos por fuera.

La esencia natural se ha perdido y lo que hoy vemos en las tapas de revistas y en los grandes carteles y catálogos de lencería es una falacia con cara bonita.

Sin generalizar, gran parte de las empresas de la moda y la actuación han convertido a la mujer en un objeto bien cotizado y por lo tanto muy rentable, -rentable mientras se mantenga firme y no comience a ser notable que se trata de un producto perecedero y con fecha de vencimiento-. Esto es lo que se ha malogrado en torno a la fantasía de un cuerpo que jamás obtendremos. El cuerpo perfecto.

El índice de obsesiones que conlleva la búsqueda de esta ilusión es tristemente altísimo y compete tanto a mujeres como a hombres, ocupando, en muchas vidas, una porción importante del tiempo de vigilia, llegando a entrenar días enteros y a diario.

Estos son los prototipos que sirven de modelos a millones de niñas jóvenes y mujeres argentinas y, como dijimos antes, los hombres no quedan exentos de esta mirada del cuerpo perfecto como ícono de belleza y virilidad.

Es llamativo ver cómo se ha volcado la mirada y el interés hacia este fenómeno de perpetuación de la imagen joven y de sometimiento del cuerpo a tratamientos, muchas veces, insalubres y sin control alguno.

Más allá de todo este contexto que no favorece al común de las personas, lo cierto es que no existen cirugías ni ejercicios -por exhaustivos que estos sean- que detengan el paso del tiempo. Muchas veces es esa la idea que alberga nuestro inconsciente y que guarda mucha relación con el miedo a envejecer.

Por otra parte, sentirse dentro de estos nuevos estándares de moda, cobra para estas personas un sentido de pertenencia a una sociedad que sobrevalúa la belleza exterior y devalúa la experiencia, la creatividad, el dinamismo, la inteligencia e innumerables cualidades que se esconden detrás de un cuerpo sin retoques o de un rostro sencillo.

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