Dormir mal nos hace feos

Dormir mal nos hace feos

Dormir mal nos hace feos

Dormir mal nos hace feos. Salud y bienestar.

 

Cuando dormimos mal nos sentimos fatal, es notable cómo la acumulación de malas noches de descanso hace mella en nuestro carácter. Es fácil sentirse profundamente triste e irritable y que todo a nuestro alrededor está mal cuando no podemos descansar lo suficiente. Pero un estudio científico reciente comprobó además que realmente, somos más feos cuanto menos dormimos.

Una investigación publicada en la revista de divulgación científica Sleep, dedicada a las especialidades médicas del sueño, se ha cuestionado sobre los efectos estéticos de la falta de sueño, comprobando que no sólo es necesario dormir bien para que muchos procesos fisiológicos se lleven a cabo adecuadamente en nuestro organismo, sino que efectivamente, nos perciben menos atractivos cuando vamos por la vida mal dormidos.

El estudio consistió en un procedimiento más bien simple: fotografiar a un grupo de personas luego de dormir unas ocho horas, y volver a registrarlas, pero tras permanecer 31 horas despiertos.

Se reunió a un segundo grupo de voluntarios para que evalúen ambos grupos de imágenes, y sucedió lo evidente: las fotos de las personas sin dormir tuvieron un puntaje mucho más bajo en cuanto a una serie de preguntas tendientes a evaluar cuánto gustaban esos rostros. No es necesario ser científico para entender que párpados caídos e inflamados, ojos rojos, piel más pálida, arrugas más marcadas finalmente logran hacer más feas a las personas, entre otras variables.

Los rasgos de la falta de sueño le otorgan al rostro un aspecto triste, desalineado, demacrado. Pero además, otro estudio realizado en la Universidad de Cleveland, Estados Unidos, concluyeron que efectivamente las personas que duermen mal muestran mayores signos de envejecimiento cutáneo y se recuperan de manera más lenta de las agresiones externas.

La falta de un sueño reparador evidenció “signos prematuros de envejecimiento de la piel y una reducción de la capacidad de la piel de recuperarse después de la exposición solar”, como señalaron los investigadores.

En la Universidad de Estocolmo, en Suecia, otro trabajo desarrollado demostró que las personas descansadas son percibidas como “más saludables” que aquellas que no duermen bien.

El mal descanso se asocia con serios problemas de salud como fluctuaciones en el estado de ánimo, aumento de apetito, problemas para tomar decisiones, entre otros.

Cuidar la calidad del descanso – lo que se conoce como higiene del sueño – es un gesto básico y fundamental para cuidar nuestra salud y también nuestra belleza.

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