¿Qué hacer como padre para evitar que tus hijos no se conviertan en obesos?

¿Qué hacer como padre para evitar que tus hijos no se conviertan en obesos? Artículos sobre la familia.

Los niños que no se alimentan adecuadamente se están poniendo en riesgo de problemas de salud de por vida. Hay mucho que los padres pueden hacer para prevenir el problema, comenzando desde que es un bebé en el útero.

La obesidad infantil es un problema de salud pública mundial. El alarmante aumento observado en la década de 1990 puede haberse estabilizado en los últimos 10 años, pero sigue siendo un problema preocupante, encontrando niños obesos al momento en que comienzan la escuela primaria. En la actualidad es plausible decir que en el mundo uno de cada cinco niños es obeso y un tercio tienen sobrepeso.

Un niño obseso está en riesgo de problemas de salud durante toda su vida y es más probable que se convierta en un adulto obeso. Sin embargo, los padres a menudo están en negación, regocijándose en el “apetito sano” de su hijo. Entonces, ¿qué se puede hacer? El mejor consejo es tratar a cada niño de acuerdo con la siguiente guía basada en la evidencia.

 

Comenzar desde el embarazo

La comida que una mujer come durante el embarazo puede ser detectada en el líquido amniótico que rodea al bebé en el vientre materno. Los alimentos ingeridos durante la lactancia también pasan al sabor de la leche. Esta exposición temprana hace que el bebé sea receptivo a ese sabor en el destete. Por lo que es importante que las mujeres coman una variedad de alimentos durante el embarazo o la lactancia que sean saludables. Además, las mujeres que son delgadas en sí mismas o no fuman, o ganar demasiado peso durante el embarazo y aquellas que suelen tener niveles normales de vitamina D son menor propensas a tener niños obesos.

 

La lactancia materna

La leche materna es menos dulce que la leche en polvo; y tanto la propia leche y la forma en que el bebé se alimenta pueden ayudar en el desarrollo de patrones de alimentación saludables. Los bebés amamantados parecen ser capaces de regular mejor su consumo de alimentos y tienen, probablemente, menor riesgo de obesidad.

 

Llorar no siempre tiene que ver con el hambre

Los bebés lloran y los niños se quejan y dicen que tienen hambre; pero no siempre necesitan ser alimentador cuando esto ocurre. Los bebés lloran por muchas razones (cansancio, un pañal sucio, el viento, por que están con calor o frío, con ganas de un abrazo, porque se aburren o están sobre estimulados. La distracción de la comida es legítima y es una buena costumbre el no responder a todas las señales de socorro del niño he ir a poner algo en su boca.

 

Destete de alimentos amargos

Si el primer alimento sólido al que tu hijo se expone es fruta dulce, es menos probable que sean receptivos a la amarga alcachofa. Pero hay una ventana de oportunidad de entre 4 a 7 meses cuando los bebés son muy receptivos a todos los sabores. Puedes obtener que un niño de 5 meses de edad coma casi cualquier cosa. La Organización Mundial de la Salud recomienda no introducir sólidos antes de los 6 meses pero, en realidad, muchos padres lo hacen. Ciertamente, los sólidos antes de los 4 meses de edad están firmemente desalentados (y hay algunos estudios, aunque controvertidos, que muestran evidencia de que el destete precoz puede aumentar el riesgo de obesidad).

 

Perseverar

La investigación muestra que toma entre 5 y 10 exposiciones a un nuevo sabor antes de que un bebé lo acepte. La exposición de los niños pequeños en varias ocasiones, en particular los menores de 2 años, a una variedad de verduras, aumentará la posibilidad de que se coman sus verduras más tarde en la infancia.

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