¿Qué cuidas más: tu auto o tu corazón? Cuidado adecuado del corazón

¿Qué cuidas más: tu auto o tu corazón? Cuidado adecuado del corazón

¿Qué cuidas más: tu auto o tu corazón? Cuidado adecuado del corazón

Cuidado adecuado del corazón. Salud y alimentación.

 

El milagro constante de un órgano que nos entrega la increíble cantidad de 35.370.800 latidos por año, sin quejarse, sin pedir nada a cambio, excepto un poco de atención y respeto.

Nuestro motor de cuatro hermosos cilindros, dos aurículas y dos ventrículos, administra eficazmente un flujo estable de sangre, lo hace naturalmente porque ésa es su función. En condiciones saludables esta tarea es sencilla para él. Sin embargo debe lidiar con un obstáculo: nosotros.

Hay factores que no son modificables, tales como la edad, el sexo, la historia genética y los accidentes.  Y aún éstos pueden ser manejables y lograr una optimización de todas las condiciones preestablecidas o fortuitas.

También existen los factores modificables, a los que me referiré en este post. En el transcurso de nuestras vidas, hemos sido modelados culturalmente por nuestras familias en la niñez, por nuestros amigos, pareja, e incluso, por nuestra actividad laboral. De tal forma que no podríamos discernir cuántos de nuestros hábitos son  por elección real y personal, y cuántos se deben a una repetición dócil e irreflexiva de todo lo asimilado. Lo cierto es que una gran cantidad de estas repeticiones, caen como gota de agua sobre nuestra salud, horadándola, en lugar de nutrirla.

La asociación temprana del par:  ansiedad-alimento, alimento-ansiedad, genera el nacimiento de dos monstruos, el primero es la angustia como estado permanente, sin resolución saludable. El segundo monstruo que se desarrollará será el de la desconexión entre mente y cuerpo, la mente generará impulsos confusos, similares al apetito, a fin de lograr la dosis requerida de endorfinas que proveen algunos alimentos, especialmente las grasas, los azúcares y los carbohidratos.

Lejos de resolverse, la ansiedad se afinca en status seguro. La desconexión se profundiza hasta perder el control sobre lo que consumimos. En muchos casos, demasiados en la actualidad, se llega a un mayor o menor grado de obesidad, difícil de erradicar. Hipertensión, diabetes, hígado graso, ateroesclerosis, problemas en articulaciones por sobrepeso sobre ellas y por acumulaciones ácidas que las corroen y por supuesto… enfermedades cardíacas: hipercolesterolemia, enfermedades coronarias y vasculares, trombosis, etc.

Hoy rescataremos al corazón de este grupo fatídico, para analizar la manera de prevenir sus enfermedades, aliviar su carga y prestarle un poco de atención a las actitudes nuestras que lo dañan a veces en forma irreversible. Después de todo, nos presta un servicio gratuito desde que venimos a la vida. Pagamos por servicios superfluos como televisión por cable, y si no funciona llamamos con urgencia al técnico para que revise. Sin embargo, cuando nuestro corazón pide ayuda, lo postergamos subestimando su importancia. “Tal vez un día iré al doctor para hacerme un estudio, tal vez el lunes, o el próximo año”. Si  el automóvil hace un ruidito, corremos al mecánico de confianza, no vaya a ser que se agrave el daño que pueda tener. El corazón hace ruidos, sufre taquicardia, peligrosas arritmias, hace lo posible por llamar nuestra atención. Pero tendrá que esperar.

Se hace imprescindible revisar nuestra lista de prioridades, y el corazón debe estar a la cabeza, en negrita, si queremos hacer honor a nuestra inteligencia. Repetir  conductas ad infinitum sólo porque sí, porque nos enseñaron o lo copiamos, ”así cocinaba mi mamá”, “eso me dijeron”, ”siempre lo hicimos así”,  etc, son afirmaciones que desperdician la capacidad de discernimiento y libre albedrío con que contamos como especie.

Muchos dirán que antes se cocinaba con grasas y no hacía mal. Este es un doble mito: por un lado porque sí se enfermaba la gente, de hecho había menos expectativa de vida que ahora. Por otro lado, el ritmo de vida era diferente, por lo que el estrés no jugaba un papel determinante en la salud de las personas. Hoy el estrés potencia y agrava las afecciones en un altísimo porcentaje, tanto es así que se transformó en sí mismo, en un desencadenante de las mismas.

Nuestro corazón merece nuestra atención esmerada. Seamos responsables de la vida que nos provee con cada latido. Hagamos su tarea más agradable. Si aprendemos a respirar antes de enojarnos, a meditar antes que aturdirnos, a elegir con madurez nuestros alimentos, si evitamos contaminarnos con drogas que lo alteran, humo que lo intoxica, emociones que lo lastiman… establecemos una nueva conexión con nuestro cuerpo, dándole espacio para que nos hable.

Los monstruos que dejamos crecer desde la niñez, agonizarán frente a la razón y la conciencia. Poseemos  el correlativo a un auto de alta gama en el pecho, cuídalo, que no choque con tus impulsos, que no se ralle con tu angustia, que no se arruine por tu dejadez, que brille, que ruja con fuerza y salud para darte a ti mismo una buena calidad de vida.

Mejor que deban rectificar el motor de tu auto en un taller y no a  tu corazón en un quirófano….no te parece?

Elije                                                                                        Descarta o reduce

Carnes blancas: conejo, pavo, pescado, pollo de granja.Lácteos descremados Quesos magros Verduras.: coliflor, brócoli, espinaca, acelga, etc.Hidratos de carbono complejos: lentejas, porotos, garbanzos, arvejas.Frutas variadas Menos de 5 grs por día. Panificados integrales ricos en fibrasLa actividad física porque:Regula la presión arterialReduce el exceso de peso

Mejora la capacidad aeróbica y resistencia cardiovascular

reduce tensiones

Oxigena las células ayudando a reducir la acidosis

Libera endorfinas positivas para el organismo y la psiquis

Carnes rojas, cerdo, cordero y embutidos Manteca, crema, pastelería Alimentos procesados con sodio Panificados con harinas blancasDrogas innecesarias,tabaco, alcohol, gulaEl sedentarismo porque: Produce acumulaciones adiposasDepresión

Hipertensión

Acumulación de líquidos y lípidos

Acidificación del PH sanguíneo por falta de oxígeno

 

 

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