La masificación de Internet y la multiplicación en ventas de los ordenadores, abrieron un universo de posibilidades laborales y lucrativas que hasta hace un tiempo relativamente corto, no hubiera sido posible, ya que ambas herramientas permiten la posibilidad de generar trabajo desde casa, y aunque parezca un sueño, trabajar desde casa a través de estos medios es tan real como el artículo que estás leyendo.
Pero parece que detrás de algo bello, siempre se esconde algo tedioso, y es que si bien trabajar desde casa, a primera vista supone una bendición, a muchos les ocurre que no consiguen tomarse en serio un trabajo de estas características, es que la comodidad del hogar, la no inclusión de un supervisor y las constantes distracciones, tornan soporífera una labor que por naturaleza debería ser fantástica.
Suponiendo que eres una persona que trabaja desde casa y que te cuesta organizarte y ser aplicado en tu trabajo, pretendemos aquí darte una serie de consejos básicos que te ayudarán a manipular tu labor como se debe:
Cuando trabajas desde casa, deberás tener en cuenta que no dispones con un jefe o supervisor que te vigile y te diga que hacer, tú eres el único empleado dentro de tu propio espacio de trabajo, por eso no debes aprovecharte de este factor, ya que al no tener a nadie que te controle o que te supervise, sumado al hecho que te encuentras en tu hogar, te dará la impresión que más que un trabajo, es una actividad secundaria; encontrarse en una situación semejante, facilita que caigamos en la posibilidad de minimizar lo que significa la responsabilidad.
Para evitar esto, debemos crearnos un espacio de trabajo que sea propenso y que estimule la concentración, que no contenga distracciones, que sea limpio y ordenado. Tratando de evitar celulares, equipos de música y televisores, si por lo contrario estos están presentes en tu espacio de trabajo, simplemente apágalos y olvidate de ellos, verás que se puede vivir sin la tele o el celular encendido.
Solo ocupa tu mesa de trabajo con los utensilios que vas a utilizar y procura que dicha área no se convierta, por ejemplo, en el lugar del almuerzo o en un sitio de conversaciones.
Acomoda tus horarios de trabajo durante el día y acostumbra a cumplirlos hasta que se conviertan en un hábito. No postergues las tareas inconclusas para después, no dejes que la posibilidad de trabajar en casa te convierta en irresponsable, si ves que estás bloqueado y no puedes continuar, tomate un descanso. Levántate, estira tu cuerpo, bebe un café, mira hacia un lugar diferente y regresa con ansias de culminar lo que empezaste.
Si trabajas en un ordenador con conexión a Internet, más de una vez te distraerás con tonterías como las redes sociales, videos o cosas que nada tienen que ver con tu trabajo. Define y divide tus espacios entre diversión y responsabilidad, no hagas que éstas se mezclen.
Estructurar las diferentes tareas dentro de la labor puede ayudarte a facilitar el transcurso del trabajo, como por ejemplo, si necesitas redactar artículos informativos:
Primero:
Define qué es lo que quieres redactar.
Segundo:
Recolecta información de fuentes terceras y alimentate de ellas con una lectura profunda y precisa.
Tercero:
Incorpora los conocimientos previos y personales a la información adquirida.
Cuarto:
Comienza a redactar en función de lo que ya sabes y entorno al aspecto que deseas que tu artículo tenga.
Un trabajo seccionado, es un trabajo organizado, y no se antoja caprichosa la idea, sino que es la forma y técnica para ser eficiente en lo que se hace.
Ten en cuenta que para poner en práctica estos consejos, deberás tener mucha paciencia y destreza.
Acostumbrarse a un hábito que no nos es común, es un trabajo que se moldea con la práctica, por eso no te enfurezcas si fracasas y no ves resultados, sigue intentando lenta y paulatinamente, casi como si la paciencia y la costumbre se fueran adaptando solas a ti.
“El trabajo es responsabilidad, así se haga en la calle, en la oficina, en el taller o en tu casa”.
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