A la hora de tener una vida activa y un cuerpo sano, no sólo cuenta las horas que se pasan en el gimnasio, corriendo o practicando algún deporte. Las actividades cotidianas implican también entrenamiento físico y vale la pena tomar conciencia de ello, para hacer lo posible por no llevar un estilo de vida sedentario y para optimizar todo lo que hacemos en función de nuestro bienestar.
Dormir
Un descanso eficiente ayuda a perder peso, un reciente estudio de la Universidad de Michigan halló que dormir una hora más contribuye a perder hasta siete kilos en un año. No descansar lo suficiente aumenta los niveles de la hormona cortisol, relacionada a la ansiedad, haciendo que se ingiera una media de 70 calorías más por día.
Bicicleta
En la actualidad, muchas ciudades fomentan el uso de bicicletas, ya sea generando más sendas exclusivas, como también implementando sistemas públicos de alquiler de unidades. La bicicleta es barata, ecológica y sobretodo muy sana. Ir a trabajar en bicicleta es más divertido, ayuda a eludir los embotellamientos de tráfico y resuelve el inconveniente de estacionar. Pero lo mejor es que se queman hasta 140 calorías cada 20 minutos.
Caminar
Al igual que la bicicleta, acostumbrarse a dejar el auto y caminar es una excelente manera de sumar ejercicio a la vida diaria. Caminar quema cinco calorías por minuto. Los trayectos cortos son ideales para caminar, se ahorra el tiempo que lleva poner en marcha y estacionar nuevamente el coche, y además ayuda a despejar y a nivelar el estrés.
Escaleras
Aprovechar para eludir el ascensor y subir escaleras cuando no resten muchos pisos, permite quemar entre cinco y seis calorías por planta, además de activar el sistema cardiovascular. Al igual que con las caminatas, subir y bajar escaleras durante la jornada ayuda a mantener el metabolismo elevado, el cuerpo activo, genera endorfinas que contribuyen al bienestar y quema algunas calorías.
Reposo
Mantener una vida activa y en movimiento, hace que se quemen más calorías aún cuando el cuerpo está en reposo, además del metabolismo de recuperación, que son las calorías que el cuerpo necesita para reponerse. Este proceso, particularmente, puede alargarse hasta 16 horas.
Comer con frecuencia
Ingerir alimentos cada tres horas es la mejor manera de mantener el metabolismo activo, y no en modo “almacenamiento”, que es cuando las calorías se acumulan en forma de grasa en lugar de ser utilizadas como energía. Cuando no lo hacemos, el organismo entra en modo ahorro, por lo que pueda pasar. Un par de piezas de fruta a media mañana y a media tarde son perfectas: bajas en calorías y sin grasas.
En resumidas cuentas
Estas pequeñas acciones, sumadas, ayudan a estar en forma y a optimizar el entrenamiento propiamente dicho, que pueda realizarse como actividad física o práctica deportiva: tres minutos de caminata por dejar el coche a un par de calles del destino, seis de subir y bajar escaleras (unas siete plantas al día) y un paseo de seis minutos para ir a comer, suponen 110 calorías quemadas al día, que se traducen en siete kilos menos al año.
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