Siempre escuchamos a personas que reclaman que “la juventud lea más”, afirmando que “los libros son muy importantes”.
Desconozco si “leer más” tiene alguna diferencia real en el progreso personal, o si es más importante leer de joven que leer de adulto. Lo cierto es que encierran una verdad indiscutible: el lenguaje es la mejor arma del hombre moderno, y debemos poner nuestras energías en la tarea de dominarlo.
Para ello, nada mejor que un buen Taller Literario. Veamos porqué es importante para su futuro profesional.
Escribir: un reflejo de nuestro pensamiento
Hace ya un mes que el mundo le dio el adiós a uno de los escritores más auténticos del siglo pasado: Gabriel García Márquez. Se lo recordó por “sus clásicos” literarios, pero muchos otros lo recuerdan como maestro.
Fue GGM el que se expresó en la 52ª Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa con las palabras: “…confunden el sonido con las palabras, tropiezan con la semántica, naufragan en la ortografía y mueren por el infarto de la sintaxis.
Tal vez la solución sea que se vuelva a la pobre libretita de notas para que el periodista vaya editando con su inteligencia a medida que escucha…”.
Este extracto pertenece ahora a ese discurso que se conoce hoy como “El Mejor Oficio del Mundo”, un texto ampliamente concurrido entre los estudiantes de periodismo.
Pero de lo que habla GGM excede al periodismo, va más allá, hasta alcanzar a todas las personas parlantes con la posibilidad de alfabetización.
Lo que intenta expresar con estas palabras es la sencilla realidad de que con el lenguaje se crea, es el medio por el cual las ideas toman forman en el mundo exterior, donde son compartidas y alcanzan su verdadero potencial.
Cuanto mejor sea nuestro manejo del lenguaje, más estructurado y claro será nuestro pensamiento; más valor tendrán nuestras ideas y más escuchadas serán nuestras opiniones.
Pero para lograr esto debemos pasar por una serie de pasos previos.
Debemos leer
Quizás no debamos “vivir leyendo”, pero un poco (y de modo constante) sería beneficioso. A través de la lectura incorporamos nuevas formas de decir cosas, al tiempo que acrecentamos nuestro léxico (aprendemos nuevas palabras).
Es por ello que en “La literatura al alcance de los niños” (en “Notas de Prensa”), GGM concluye que la mejor clase de literatura es una buena guía de lectura. Pero aun así no es suficiente. GGM sabía bien esto.
También en “El mejor oficio del mundo” habla sobre su iniciativa (junto a muchos ilustres periodistas) de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano: “el propósito [de los talleres] no es enseñar a ser periodistas, sino mejorar con la práctica a los que ya lo son.
No se hacen exámenes […], la vida se encarga de decidir quién sirve y quién no sirve.” Lo que ilustra GGM en estas palabras puede bien resumir el verdadero beneficio e importancia de concurrir a un Taller Literario.
Taller Literario: herramientas para tu futuro
GGM reconoce con estas palabras el valor que posee un buen taller, y su metodología.
Un taller de escritura no se dedica a “decirnos cómo debemos escribir”, sino que incentiva la creatividad natural y personal para que incrementemos nuestras propias capacidades, mejorando nuestras habilidades.
Escribiendo mejor podremos obtener mejores calificaciones en la universidad, mayor logro académico, conseguir un mejor puesto de trabajo e inclusive ayudarnos en situaciones sociales.
El lenguaje está en todas partes, y comienza con un buen uso del mismo. Un taller implica compartir respuestas, ideas, proyectos y productos escritos terminados. Involucra módulos de aprendizaje sociales y colaborativos.
En este sentido es que un Taller Literario brinda más de lo que generalmente imaginamos (poesía o literatura).
La realidad es que un buen taller literario, bajo una dirección experta, puede ser el método (más laxo que el de un curso, con presión académica) para encontrar herramientas que mejoren nuestro uso del lenguaje.
Escribir mejor es hablar mejor
Académicos y empresarios ven a las habilidades de escritura como un punto crucial, sin embargo, un número creciente de estos profesionales señalan que existe una erosión constante en las habilidades de escritura de los graduados (en ocasiones hasta “no pueden escribir una simple carta”).
La única metodología pedagógica que ha obtenido resultados comprobados en este campo para contrarrestar esta tendencia (aplicada desde los años ‘70) es la del taller (sea de lectura, literario, de escritura, etc).
Bien lo supo explicar Friederich Nietszche en “El Arte de Escribir”: “Antes de tomar la pluma, hay que saber exactamente cómo se expresaría de viva voz lo que se tiene que decir.
Escribir debe ser sólo una imitación
Escribir es la acción por la que nace el arte del relato: contar algo a alguien, transmitir una idea a otra persona. Es el modo en que nuestros pensamientos se estructuran, organizan y cobran vida en el mundo.
Poseer esta habilidad tan cultivada y practicada como nos lo permitan nuestras capacidades será un punto importantísimo al momento de enfrentarse con el mundo profesional, y no hay mejor lugar para dominarla que en el Taller Literario.
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