La emoción componente esencial del aprendizaje

Las neurociencias siguen en su avance  imparable de descubrimientos acerca del rol del cerebro, la mente y las emociones en el comportamiento humano. Es así que ahora se ha comprobado finalmente, que el elemento esencial en el aprendizaje es la emoción.

Los investigadores de esta rama de la ciencia afirman que sin emociones no puede haber atención,  ni aprendizaje ni memoria. Avanzando un poco más, admiten que  solo se puede aprender aquello que se ama, lo que le dice algo nuevo a la persona, y que significa algo para ella.

Existe una nueva vertiente del campo de las neurociencias, la Neuroeducación, que trata de desentrañar las preguntas claves de la educación a la luz de los conocimientos más recientes de la neurociencia cognitiva. En relación al ámbito educativo desde esta nueva corriente se señala que, anteriormente el niño aprendía a través del juego primitivo que generaba aprender y memorizar de lo sensorial, con alegría que es la base de la atención y el despertar de la curiosidad.

Profundizando aún más los estudiosos advierten que la atención es la verdadera ventana al conocimiento, y ésta despierta cuando hay algo nuevo en el entorno. Antiguamente la atención nacía de algo nuevo que podía significar recompensa o castigo, y de lo cual dependía nuestra vida. Pero con el avance de la civilización, aprender y memorizar son mecanismos que fueron llevados  a niveles tan abstractos que escapan de su verdadera raíz, de la alegría que en primer momento significó aprender y  memorizar.

Entender el mecanismo de cómo funciona el cerebro en estas operaciones básicas del conocimiento, nos puede brindar herramientas para aprender y memorizar mejor. Esto no solo se puede aplicar a la enseñanza básica, sino también en altos estudios e investigación científica.

Conocer cómo funciona el cerebro en dichos procesos y que los maestros y profesores puedan aplicarlo, es esencial para revitalizar la enseñanza y el aprendizaje en el contexto de las sociedades avanzadas actuales. La obra de Neuroeducación pretende ser un canal de comunicación entre los investigadores y neurocientíficos y los docentes, para establecer un diálogo entre ambos y finalmente  sirva para aplicar los conocimientos en las aulas.

Por ello, el libro utiliza un lenguaje coloquial accesible a todas las personas, en el que  se pretende responder  a las preguntas básicas, como por ejemplo: ¿Qué parte del cerebro registra el proceso educativo? A lo cual se indica que es la corteza cerebral, y de modo más destacado la corteza prefrontal, la parte más anterior del cerebro. Otra pregunta podría ser ¿Qué relación tiene la biología con la educación? La educación  se refleja en cambios moleculares y neuronales en el interior del cerebro, y esto es biología.

Además en este trabajo se demuestra que el proceso de aprendizaje es un proceso tan básico para la supervivencia del individuo como lo puede ser beber, comer o la vida sexual. En este sentido aprender y memorizar constantemente es vital, sin ello la persona se muere muy pronto. La neurociencia ya tiene evidencias ciertas de  que el cerebro cambia a todo lo largo del arco vital humano. Aprender y memorizar son instrumentos con los que cada uno modelamos constantemente el cerebro.

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