Trucos de los restaurantes para hacer que gastemos más

Disfrutar de una salida a un restaurante para un buen almuerzo o una agradable cena, es un gusto que no está mal darse de tanto en tanto. Sin embargo, la experiencia puede verse opacada al recibir la cuenta, y ver que hemos gastado mucho más de lo que pensábamos.

Es que los establecimientos gastronómicos suelen recurrir a algunos trucos para hacer a los clientes comer, ordenar más cosas, gastar, sin darse demasiada cuenta.

El signo monetario remite a la mente inmediatamente al gasto, por ello muchos restaurantes se abstienen de colocarlo en su menú. Un experimento de la Universidad de Cornell determinó que al no colocar el signo monetario, los clientes tienden a gastar más.

Así como en las tiendas se recurre al “,99” para generar la sensación de que los precios son más bajos, en un restaurante esto se asocia a la falta de calidad. Por ello, se suele colocar en cambio cifras redondas en los precios.

Una buena descripción es excelente manera de tentarnos a probar. Estudios realizados científicamente señalan que los platos descritos de una manera más atractiva resultan más solicitados por los clientes, tanto como un 27% en comparación con los platos sin descripciones.

Otro recurso para hacernos tentar es darle familiaridad a las preparaciones: “de la casa”, “de la abuela”, o el pastel “tía María” son estrategias para evocar nuestros recuerdos y hacer que probaremos algo con el sabor de lo casero y de las recetas familiares.

Los nombres étnicos son otro de los trucos, así por ejemplo colocar un nombre italiano, llama la atención del comensal hacia una determinada característica en un plato y resalta ciertos sabores y texturas.

Aunque los restaurantes de lujo suelen evitar esta estrategia porque puede ser considerada de mal gusto, colocar fotos de los platos es otra de las formas de tentarnos a ordenarlos.

Una estrategia comercial muy utilizada se aplica también en restaurantes, consiste en colocar un plato de la carta que sobrepase el rango medio del precio de los demás platos. Es probable que lo ordene poca gente, pero hará que el resto de los precios parezcan más razonables.

Cuando se ofrecen porciones de distintos tamaños, en realidad no se sabe exactamente de qué tamaño se está hablando. Se asume que es el mejor precio, ya que cuesta menos. En realidad, los restaurantes lo que quieren es vender la porción más pequeña usando como comparación la porción más grande a un precio más alto.

Los menús fijos, de degustación, o las hacen que el cliente no tenga la responsabilidad de elegir qué comer. Es mucho más eficaz para los restaurantes limitar su selección. Al parecer, el número óptimo de elementos en la carta es de seis artículos en los restaurantes de comida rápida y de siete a diez artículos por categoría en establecimientos de alta cocina.

De acuerdo a una investigación en psicología de la Universidad de Leicester, la música clásica en restaurantes anima a los clientes a gastar más, ya que hace que se sientan con más poder adquisitivo. En el otro extremo, una música popular de moda, hace que la gente gaste un 10 por ciento menos en sus comidas.

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