¿Qué es la depresión clínica? (Parte 1)

Para interiorizarnos sobre lo que es la “depresión clínica”, es necesario comprender que estar triste, abatido, desanimado y entre otras afecciones que causa la melancolía, no necesariamente hablen sobre la idea de ser personas depresivas.

Estar deprimido a causa de una circunstancia conflictiva en la vida, es una respuesta típica de nuestro organismo, por ejemplo: la pérdida de un empleo, el fracaso en una actividad importante en nuestra vida, la muerte de un ser querido, la ruptura amorosa, entre otras tantas, causarán un deterioro de nuestro estado anímico, lo cual si la persona no es afectada por la depresión, estos estados de ánimo, desaparecerán con el tiempo, a la vez que la asimilación del suceso ocurrido en su vida, se va haciendo presente.

Pero esto ocurriría si en verdad no padecemos de depresión diagnosticada clínicamente, por el contrario, padecer depresión torna bastante las cosas y es eso de lo que queremos hablar.

La depresión como diagnóstico psiquiátrico comprobado, es un trastorno del estado de ánimo, una afección que produce en el paciente síntomas principalmente de tristeza, acompañados de miedo, ansiedad, falta o aumento del apetito, debilidad, culpa, sentimientos negativos, ideas suicidas, ira, desesperación, impedimento para disfrutar de las actividades de la vida, aislamiento, abandono de la imagen personal, desequilibrios en el deseo sexual, etcétera; la persona que padece depresión, se ve afectada en todas las áreas de la vida, ya que el sentimiento de tristeza influye de manera negativa en todos sus pensamientos, lo que se ve incapaz de hacer y lograr cosas por su cuenta. Como esta afección se localiza en regiones específicas del cerebro, alteran todas las capacidades primordiales que son necesarias para un normal desarrollo de la vida. El insomnio, por ejemplo, trae en consecuencia un bajo rendimiento durante el día, lo que puede afectar las actividades laborales y la capacidad de concentración; por otro lado, la debilidad o el aumento de los niveles de sueño, impiden al afectado ser capaz siquiera de levantarse de su propia cama para enfrentar su día, lo que conduce a inasistencias laborales y un bajo o nulo nivel de socialización.

Por otra parte, los bajos niveles de autoestima, generan pensamientos de inferioridad, culpándose por todo y previendo los elementos más comunes de la vida de la forma más agónica posible.

En consecuencia, de todo ello, la persona afectada por depresión se aísla de todo, cayendo en un abandono propio, no solo de los aspectos personales, sino de las relaciones interpersonales, como la amistad, la pareja, el trabajo y el ocio. La calidad de vida se desmorona y se llegan a puntos críticos, como la elaboración de los pensamientos suicidas, debido al intento de escape producido por el sufrimiento crónico, que la depresión causa o ideales que solo el afectado es capaz de justificar su comprensión.

Muchas personas con este problema, no son capaces de reconocer qué es lo que le está sucediendo, hasta que realmente ocurre algo grave en sus vidas y se percatan de ello.

La depresión afecta a personas de todas las edades, sin importar género, etnia, clase social o región del mundo en la que se viva; pero se tiene una notificación de que es más susceptible de ser afectada con mayor frecuencia en mujeres y que factores culturales pueden estar implicados, aunque no se afirma esta última ya que gran parte del problema es generado por factores genéticos.

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