Cómo afecta el uso de Internet en la neuroplasticidad (Parte II)

En la primera parte de este artículo habíamos hecho un recorrido por conceptos como neuroplasticidad, flexibilidad digital, plasticidad y genética. Ahora es momento de presentar los diferentes casos que ponen sobre el tapete los efectos que produce Internet en nuestro cerebro.

Habíamos dicho anteriormente que la mente es consumida por los medios digitales, produciendo un impacto nocivo en el individuo que va desde la lectura superficial, la multitarea en el cerebro o el pensamiento rápido (conexiones neuronales débiles), hasta un déficit de atención y memoria a largo plazo.

Dicho de otra manera, la neuroplasticidad en medio de la era digital posibilita que la mente se entrene para la enfermedad y las adicciones que iremos sufriendo a medida que nos habituamos a este ritmo de vida.

A través de lo que hacemos y cómo lo hacemos, alteramos los flujos químicos de nuestras sinapsis, cambiando efectivamente nuestros cerebros.

 

Neuroplasticidad en la era digital

Y ahora, la pregunta crucial: ¿Qué puede decirnos la ciencia sobre los efectos reales del uso de Internet en el funcionamiento de nuestro cerebro?

Carr (2010 insiste en que la red ofrece exactamente el tipo de estímulos sensoriales y cognoscitivos —repetitivos, intensivos, interactivos, adictivos— que han demostrado capacidad de provocar alteraciones rápidas y profundas de los circuitos y las funciones cerebrales.

 

1er caso: Déficit de comprensión

Small y Vorgan (2008), se han dedicado a estudiar los efectos psicológicos y neurológicos del uso de los medios digitales.

Los investigadores reclutaron a veinticuatro voluntarios: una docena de usuarios experimentados de Internet y una docena de usuarios noveles. El experimento consistió en escanear sus cerebros mientras ellos hacían búsquedas en Google. La actividad cerebral de los usuarios experimentados en Google superaba con mucho a la de los novatos.

Los que más sabían de ordenadores usaban una red especializada sita en la región frontal izquierda del cerebro, la corteza prefrontaldorsolateral, mientras que los novatos mostraban mínima o nula actividad en esa área.

Este tipo de déficit de atención sería el típico desatento
Este tipo de déficit de atención sería el típico desatento

Si bien el uso de Internet posibilita una extensa actividad cerebral de circuitos neuronales, cada vez que los lectores se encuentran con un enlace dinámico, tienen que detenerse, aunque sea una fracción de segundo, para que la corteza prefrontal pueda evaluar si debería pinchar en el enlace o no. En consecuencia, el cerebro no se ejercita, sino que se sobrecarga, presentando un déficit para la comprensión y la retención, sobre todo cuando se repite con frecuencia.

Cuando esta carga de información que fluye en la memoria supera nuestra capacidad de almacenamiento, no podemos retener la información ni extraer conexiones con la información ya almacenada en nuestra memoria a largo plazo.

 

Conclusión de 1er caso

Las personas con déficit de atención han demostrado que afecciones del sistema dopaminérgico y noradrenérgicoson capaces de generar déficit de atención y problemas de aprendizaje. Este tipo de déficit de atención sería el típico desatento los cuales pueden ser generados por lesiones o afecciones de otras regiones del Sistema Nervioso Central (SNC) como son el lóbulo frontal, los núcleos anteriores del tálamo y los ganglios basales en general.

En la tercera y última parte desarrollaremos dos nuevos experimentos que confirman la influencia negativa que produce Internet en nuestros cerebros.

Referencia bibliográfica

Carr, N. (2010). Superficiales ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? España: Taurus

Small, G. y Vorgani, G. (2008) Surviving the Technological Alteration of the Modern Mind. Nueva York: Collins

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