Tips para el cultivo de crasas y suculentas

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El cultivo de cactus y suculentas ha aumentado considerablemente en estos últimos años,  tal vez como parte de una moda o porque son plantas que responden muy bien a los climas extremos.

Como ejemplares de terrenos desérticos, están preparadas para soportar la falta de agua y otras condiciones climáticas. Por lo tanto son plantas excelentes para cultivar en terrazas o espacios reducidos.

Las plantas suculentas o crasas son  las que en sus raíces, tallos y hojas acumulan agua en cantidades mucho mayores que el resto de las plantas, por eso el grosor que tienen las mismas. Esta adaptación les permite mantener reservas de agua por períodos prolongados y sobrevivir en entornos áridos y secos, que para otras plantas serían perjudiciales.

El ejemplo más típico de suculencia es el de los cactus, en ellos el tallo contiene una gruesa capa de tejido parenquimatoso. Todas las suculentas han desarrollado rasgos similares en un proceso de evolución convergente, aunque no están relacionadas genéticamente entre sí.

Existe una variedad muy amplia de plantas suculentas, que conviene conocer para poder cultivarlas con éxito. Los requerimientos básicos necesarios para su cultivo, se relacionan con su hábitat: temperatura, luz, sustrato, riego y fertilización. Normalmente los cactus y otras suculentas se cultivan en macetas. La misma no debe ser muy grande para controlar mejor la humedad del sustrato. También dependerá del tamaño y la forma de la planta, los columnares por ejemplo necesitan  recipientes más profundos que los globosos.

Se debe tener en cuenta que existen dos grandes grupos  de cactus:

  1. Cactus de los desiertos y de las sierras montañosas.
  2. Cactus de las selvas tropicales y subtropicales.

Cactus del desierto: están adaptadas a soportar condiciones extremas de temperatura, luz y sequía. Sus cuerpos redondos y gruesos están diseñados para reducir la evaporación todo lo posible, acumular mayor cantidad de agua y realizar la fotosíntesis. Las hojas se convirtieron en espinas y actúan como pantalla contra los rayos solares, captan el rocío y protegen a las plantas de los animales herbívoros.

Cactus de las selvas tropicales: en su hábitat natural crecen sobre las ramas de los árboles y en los desechos de las hojas que se acumulan. Tienen tallos semejantes a hojas y una floración espectacular. Les perjudica el exceso de calor y necesitan riegos más frecuentes que los cactus del desierto. Calor moderado y humedad son las condiciones ideales. Conviene rociarles los tallos de vez en cuando.

Crasas o suculentas: tienen una gran variedad de formas y tamaños, las hay que se parecen a los cactus por su forma globosa y las que parecen plantas convencionales pero con hojas carnosas. No tienen espinas, también son capaces de almacenar agua durante largos períodos de tiempo y resisten muy altos niveles de iluminación y temperaturas extremas.

Riego: depende del tipo de suelo, temperatura y humedad ambiente. A principios de primavera es el momento de regar con mas frecuencia porque no hay riesgo de  heladas (una vez cada 10 o 12 días) Se irá aumentando la frecuencia  hasta llegar los meses más cálidos. A principios de otoño se comenzará a reducir esa frecuencia.

Temperatura: en invierno los cactus no deben estar en habitaciones muy calefaccionadas, por otro lado la mayoría de los cactus no soportan temperaturas inferiores a 7º c-.

Iluminación: aunque los cactus necesitan mucha iluminación, no todos soportan los rayos del sol directamente. Las especies con pocas espinas y crasas requieren cierta sombra. La ventilación también es importante.

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