Religiones de la Antigüedad: Sumerios y Egipcios

Mientras gran parte del mundo se encuentra festejando la Pascua Católica, muchas otras personas quedan con el tiempo libre para hacer de él lo que se os ocurra, por la sencilla razón de que no son creyentes o pertenecen a otra religión. Pero, aunque hoy día, las religiones y sus diferentes vertientes siguen siendo múltiples y diversas; ciertas se han perdido el los recónditos recovecos de la historia humana. Veamos alguna de estas curiosas religiones que alguna vez significaron mucho para nuestros antecesores.

El impacto de la religión en la sociedad no es tema nuevo. Todas las civilizaciones, desde los mayas a los celtas, ha tenido algún tipo de práctica religiosa. En sus formas más tempranas, la religión proporcionaba a las sociedades con un sistema seguro en el que podían desenvolverse, reproducirse y criar a sus polluelos. Para otros también ayudó a explicar un mundo aparentemente complejo. La evidencia de la religión se ha encontrado ya en el Neolítico, y aunque la religión ha evolucionado mucho desde los ritos primitivos de la época, es posible que la religión alguna vez realmente muera. Algunas otras religiones antiguas, como el druidismo, continúan hasta nuestros días; mientras que otras, como las religiones griegas y romanas antiguas, viven escondidas en aspectos de las religiones más recientes (sólo desde el punto de vista estrictamente antropológico y filosófico), como el cristianismo y el Islamismo. Veamos qué otras similitudes con el mundo moderno podemos encontrar de estas religiones antiguas.

 

Religión Sumeria

Aunque la evidencia indica que los seres humanos pueden haber practicado la religión ya desde hace 70.000 años, la evidencia concreta más temprana de una religión organizada proviene de alrededor del 3500 AC, cuando los sumerios de Mesopotamia construyeron las primeras ciudades, estados y los imperios. Miles de tablillas de arcilla que se encuentran en la región considerada “la cuna de la civilización” han provisto información para demostrar que los sumerios fueron un pueblo politeísta que probablemente se basaba en la religión para explicar los fenómenos que no podían comprender mediante la razón.

Los muchos dioses sumerios solían estar asociados con los cuerpos astronómicos y eran percibidos para controlar las fuerzas naturales. Por ejemplo, la salida y la puesta del sol fue atribuido al carruaje ardiente del dios Utu. Las estrellas eran las vacas de Nanna, el dios de la luna, caminando a través del cielo, y la luna creciente era su barco. Otros dioses representaban aspectos como el océano, la guerra y la fertilidad.

De esta manera, la religión era una parte central de la vida sumeria. Los reyes afirmaban estar actuando bajo las órdenes divinas y, por lo tanto, llevan a cabo ambas funciones: religiosas y políticas. Recintos sagrados se ofrecían como templos con plataformas escalonadas gigantes, conocidos como zigurats, que salpicaban el paisaje y se creía que eran los recintos donde habitaban los dioses.

 

Religión Egipcia Antigua

Como prueba de la influencia de la religión en la vida del Antiguo Egipto, hay que mirar más allá de las miles de pirámides famosas de la región. Cada estructura representa la creencia egipcia de que la vida de una persona continuaría incluso después de la muerte.

El reino de Egipto de los faraones duró aproximadamente desde el año 3100 al 323 AC y finalmente fue clasificado en 31 dinastías separadas. Los Faraones, conocidos como “rey-dios”, por su condición de dioses, utilizaba la religión para reforzar su poder y llevar a los ciudadanos bajo su control. Si un faraón quería ganar el respeto de más tribus, por ejemplo, todo lo que tenía que hacer era adoptar dentro de su religión al dios o dioses locales como la suyo propio.

Mientras que el dios sol Ra era el dios principal y creador, los egipcios reconocieron cientos de otros dioses, tal vez hasta 450, con al menos 30 que se consideran hoy día los principales. Con tantos dioses, los egipcios carecían de una verdadera teología coherente, pero fueron sin embargo unidos por la creencia compartida de lo que ocurría “en la otra vida”, especialmente después del descubrimiento de la momificación. De esta manera, existían manuales llamados “Textos de los Sarcófagos” (algunos se refieren a ellos como “El Libro de los Muertos”, del cual se posee en la actualidad uno en muy buenas condiciones).

Dichos “manuales” eran la forma en que un fallecido podría guiarse a través del inframundo, pasar satisfactorias aquellas pruebas que los dioses y demonios tuvieran para él (en ocasiones con consejos y en otras con hechizos específicos) y, así, garantizar su inmortalidad. Los manuales debían ser confeccionados “a pedido” del interesado, para el cual se cobraba extensamente (algunas personas ahorraban toda su vida para acceder a uno) y era confeccionado por aquellos dedicados a la vida religiosa y escribas.

Una prueba en particular siempre me ha llamado la atención, por su cercana acepción de la noción de “corazón” tal como el cristianismo lo plantea (incluso se la ha comparado con la acepción judeo-cristiana de “la moralidad” o “lo moral”). La prueba llegaba al final del recorrido del difunto, y todos deberían pasar por esta prueba final llamada “pesaje del corazón”. Era un ritual mediante el cual se juzgaba al fallecido por su “pureza”, por así decirlo.

El fallecido es llevado por el dios Anubis en la presencia de Osiris. Allí, la persona jura que no había cometido ningún pecado de una lista de 42 pecados, recitando un texto conocido como la “confesión negativa”. Entonces el corazón de esta persona es pesado en una balanza custodiada por la diosa Maat (que encarnaba la verdad y la justicia, representada por una pluma). Si la balanza está equilibrada, si el peso del corazón del hombre no es más liviano ni más pesado que el peso de una pluma, entonces significaba que el difunto había llevado una buena vida. Así se transforma en “reivindicado” y puede acceder a la inmortalidad. Si el corazón estaba “desequilibrado”, entonces perecería allí.

 

La religión es parte integral de la vida de los seres humanos. Como humanidad es importante conocer, aún en un nivel básico y rudimentario, los aspectos centrales de cuantas religiones podamos. Y ciertamente de aquellas religiones que conforman parte de nuestro pasado colectivo. Esperamos que les haya gustado y prepárense porque ¡habrá más!

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