Tanorexia, la adicción al sol. cuando la obsesión quema

Tanorexia, la adicción al sol: cuando la obsesión quema

Tanorexia, la adicción al sol. cuando la obsesión quema

Tanorexia: la adicción al sol. Salud y bienestar.

El cuidado de la estética de la propia imagen reviste un carácter de mucha importancia tanto para mujeres como para hombres. Verse bien, hoy día, es una prioridad que no conoce de género ni de edades.

El bronceado, junto a diversos tratamientos estéticos, es una especie de maquillaje natural, elegido por la mayoría de las personas de diferentes contextos y cultura. El mismo consiste en un cambio de tonalidad de la piel que lo torna más oscuro, se produce por la exposición a la radiación ultravioleta (UV) del sol o de fuentes artificiales que la producen, como la cama solar.

Antes de la revolución industrial, la piel blanca era sinónimo de status, característica de las clases más poderosas; mientras que las pieles oscuras denotaban el esfuerzo del trabajo de las clases más bajas. Con el tiempo y la apertura de las fábricas, los trabajadores comenzaron a tener menos exposición al sol, por lo que fue la palidez lo que empezó a distinguirlos.

Fue allí que comenzó, el bronceado, a hacerse popular entre los personajes de la alta alcurnia dando cuenta del acceso y las posibilidades de veranear y practicar deportes de la época como pasatiempo, bajo el sol.

A lo largo de muchas décadas ha permanecido la idea de bronceado paralelamente a la de pertenecer a cierto estrato social. Una especie de maquillaje, como dijimos antes, que posibilita formar parte de lo que, para muchos, se trata de algo tradicional y que otorga un nivel estéticamente óptimo.

Tras esta introducción breve acerca del bronceado y de sus ventajas, como la de facilitar la síntesis de la vitamina D, por ejemplo, -tan importante para nuestro organismo- es ineludible hablar también de los potenciales daños que ocasiona el abuso de la exposición al sol. En este artículo abordaré lo que se conoce como un trastorno adictivo que produce una compulsión a repetir, en forma desmesurada, el acto de tomar sol llamado tanorexia.

La tanorexia, si bien se presenta como un síndrome, con síntomas que lo describen, no ha tenido una aceptación consensuada por todo el mundo de la medicina. Aun así médicos, dermatólogos, entre otros especialistas le han otorgado cierta popularidad a la palabra.

La etimología de la palabra tanorexia ensambla dos idiomas diferentes. Por un lado “tan” deriva del inglés y significa broncearse y, por otra parte, orexia proviene del griego y significa apetencia o apetito.

Como en otros trastornos adictivos hablamos, en este caso, de una dependencia que lleva a la persona a una pérdida del control, semejante a la presente en el alcoholismo y la drogadicción; también presenta semejanzas con el trastorno alimentario que lleva un nombre similar: la anorexia.

Lo que otorga una explicación razonable a esta dependencia es que las personas que se exponen al sol presentan una tasa más alta de endorfinas; es decir que éstas aumentan tomando sol, generando cuotas de placer (a las endorfinas es común conocerlas con el nombre de “las hormonas del placer»).

A medida que el bienestar aumenta, aumenta el consumo, por lo tanto también la dependencia y sus inminentes riesgos. (Hoy no nos detendremos en patologías más graves como el cáncer, que también puede ser causada por el exceso de exposición al sol).

Es así que en los casos extremos se genera la tanorexia. Algunos dermatólogos se arriesgan a decir que este síndrome actual con características obsesivas, bien podría encuadrarse dentro de una patología psiquiátrica adictiva. No obstante, es algo no desarrollado ni investigado lo suficiente como para alarmarse.

La información a tiempo acerca de los posibles síntomas que puede acarrear la tanorexia puede ser de utilidad en cuanto a lo preventivo.

Si notas que no te conformas con el tono de piel que has logrado tras horas de exposición al sol y buscas aumentarlo; si compites con conocidos y amigos para conseguir un bronceado más oscuro; si sufres de frustración por no obtener lo que deseas y ansiedad por pasar más tiempo bajo el sol; si hay convencimiento y seguridad de que el color que ves en ti, es inferior al color que realmente tienes, más allá de los testimonios de terceros al respecto; y, finalmente, si pierdes el apetito por sentir que no has estado expuesto al sol lo suficiente.

Lo mencionado anteriormente es lo que da cuenta de la existencia de un bajo dominio o pérdida de control de la situación.

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