La importancia de la narración en la era digital (Parte 2)

Cuando se habla de estrategia para la innovación se suelen buscar referencias que van hacia “un mapa” que nos guía por una ruta específica (de entre las muchas posibles), donde contaremos con el talento para “bucar tesoros” escondidos.

De ésto se trata el arte del relato. Pero, ¿qué ha cambiado en la narración en la actualidad con el advenimiento de la era digital? Son preguntas que ya recorren el plano de lo literario y académico; y que cada día se encuentra más envuelto en el mundo de los creativos y de los educadores.

En esencia, este tipo de trabajo (al igual que con todo el esfuerzo creativo) debe ser una conversación cuyo curso sea tomado en cuanto a proceso de descubrimiento. Tenemos que buscar arriesgar, aprender, adaptarnos y seguir adelante.

Por ello es que se hace necesario generar espacios y construir sobre lo que hemos aprendido, ahora que estamos centrados en la narración y cómo podemos mejorar los modos en que se cuentan las historias más profundas o más amplias a las diferentes audiencias. En muchos sentidos intentando un camino de ideas enfocadas a los talentos dirigidos, un sector de la cultura en términos más generales que pueda hacer algo más “generar el impacto” y estar en el centro de la innovación.

 

¿Porqué muchas innovaciones fallan?

La cuestión del relato es similar a casi todas las cuestiones que son importantes en la vida: o tiene éxito o falla. O consigue generar esa conección con el público, o repele. No existe caminos intermedios y el esfuerzo realizado que puede desencadenar ambos resultadoses el mismo. Sólo se podrá saber a ciencia cierta cuál de los dos resultados será cuando ya es demasiado tarde: en el momento en que “es consumido”. Por ello muchas innovaciones caen en el fracaso, al olvidar algunas «reglas de oro» inmutables en el relato.

Sin embargo, siempre se habla de dos puntos claves al momento de comenzar a narrar, a contar hisotrias. El primero nos pregunta si la historia que estás intentando narrar versa más sobre tí mismo o sobre tus “lectores”. Es necesario dejar de depender tanto en lo que uno desea y las aspiraciones que se tengan sobre “lo que se quiere realizar” y, en contraposición, buscar más puntos en común con el público, mencionarlo y cuidar de sus necesidades y deseos (se habla de “formas sutiles e indirectas”). Después de todo, es el público quien leerá la historia y la hará suya (o no). Una vez que terminas de contar tu historia y la lanzas al mundo, deja de ser “tu historia”, ahora pertenece al mundo y a cada uno de los individuos que la “lean”.

"reglas de oro" inmutables en el relato.
«reglas de oro» inmutables en el relato.

El segundo punto es bastante importante, más que nada si nos enfocamos en buscar la innovación: nos pregunta si la historia se encuentra impulsada por la lógica o la emoción. No es secreto que las personas somos criaturas emocionales. Nuestras emociones influyen en las decisiones que tomamos. Si se ignora el poder de atractivo emocional en una publicidad, una campaña, un libro o una película, probablemente terminará en frustración. La conexión con “el héroe”, buscar los valores que el público lleva en su vida diaria, conectarlos con los problemas que tiene en su vida, fundirlos en emociones y lograr “vencer a los demonios” (salir aireoso de dichos problemas, resolver la situación conflictiva de modo satisfactorio). Son las condiciones para lograr la conexión emocional con la audiencia. Una vez logrado ésto, lo demás pasa a segundo plano. Se dice que la narracion efectiva es “vender sin vender”. Pues, de eso se trata: empatía.

 

¿Hacia dónde se dirige la narrativa hoy día?

La innovación es un espacio amplio, pero por probar cosas en diferentes (muchas veces abusando de los extremos del espectro), las organizaciones serán capaces de aprender y de dar semillas que el aprendizaje que deviene de hacer “lo correcto” demuestra a través de sus propios trabajos y de los del sector en general. Para los cineastas o artistas, todo esto está todavía en evolución y, por lo tanto, es parte del campo de juego. Comienza con cada uno: tienes que dibujar tu propio “mapa del tesoro”.

Para aquellos que tienen la suerte de estar trabajando con creativos digitales brillantes, artistas y personas avocadas al mundo del relato, a contar historias, tienen que apoyar plenamente su innovación audaz y valiente. Deben estar comprometidos con aquella parte del proceso creativo que siempre duele un poco: tomar riesgos. Duele no por desagradable, sino porque es parte de ese “dolor de parto” que constituye el crear una historia. Duele porque significa sacrificio, y no sólo de “lo tangible”. Es sacrificio personal, de todos los involucrados, que ponen parte de sí mismos en cada proyecto.

Es por ello que a muchos creativos les cuesta ver el punto de vista de las audiencias. Dado ésto, más razón tenemos para hacer énfasis en que el futuro de la narración debe tomar en cuenta a sus públicos, debe escuchar a las audiencias. De hecho, como industria, tienen que estar dispuestos a pensar más a fondo desde el punto de vista del público. En última instancia, deben seguir intentando cosas nuevas, pero hay que tratar de hacerlo conjuntamente y de una manera abierta y exploratoria.

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