Cómo dejar de sentir miedo [Parte 1]

Todos conocemos esa sensación, ese nudo en el estómago. Tensión en los hombros y las palmas de las manos sudorosas vaticinando un sentimiento de temor o ansiedad.

Estar en un estado de miedo por lo general no es muy agradable. Esto se debe a que estamos diseñados para existir en un estado de amor. Nuestro ser está “diseñado” para estar en paz con lo que nos rodea. Por lo que esta respuesta nerviosa del parasimpático nos juega una mala pasada la mayor parte del tiempo.

 

El Propósito del Miedo

La reacción “miedo” servía un propósito fundamental: se activaba cuando estábamos en peligro físico, como un modo de salvar nuestras vidas. El miedo, y todas las reacciones fisiológicas y psicológicas que vienen junto con él, son los que el cuerpo utiliza para darnos la fuerza y la claridad de mente para huir de un tigre o pelear con alguien que estaba tratando de hacernos daño, directa o indirectamente.

Es, básicamente, un truquillo evolutivo que nos permitió sobrevivir cuando vivíamos en un mundo que era bastante hostil en cuanto a nuestra comodidad física y conveniencia. La respuesta de lucha o huida que ahora llamamos “el miedo” era en realidad activado en raras ocaciones y estábamos destinados a tener largos períodos de tiempo de recuperación después de que la amenaza había desaparecido.

 

El Miedo en el mundo moderno

Ahora, cuando experimentamos miedo, muchas veces tiene sus raíces en nuestras emociones, pensamientos o sentimientos, en lugar de estar enraizado en una amenaza física real. Hoy en día, uno puede existir más o menos en un estado de miedo casi todo el tiempo. Un gran ejemplo de esto es el terror provocado por lo que los medios suelen llamar “la inseguridad”, o quizás por una madre hiper controladora que no deja a sus hijos ver “Los Simpsons” porque teme que “perviertan” su (todavía) maleable mente, o personas que temen comer tal o cual alimento porque “escucharon que provoca tal o cual enfermedad”.

Hoy día la mayoría de nosotros lidia con alguna variación de estos problemas y “temores”. Es posible estar en tal estado de miedo durante tanto tiempo que ni siquiera te das cuenta de que hay algo “raro” sobre cómo te estás sientiendo, de modo regular. Tal vez tienes ansiedad crónica, depresión crónica o una sensación crónica de que simplemente no te sientes feliz. Estas son todas las manifestaciones de un temor prolongado. Pero, ¿cómo salir del círculo vicioso?

 

¿Qué se puede hacer al respecto?

La buena noticia es que realmente no tienes que recurrir a medidas extremas para iniciar el cambio que reestablecerá tu equilibrio interno, alejádolo del miedo y acercándolo hacia el amor.

Es por ello que les traemos 5 ejercicios que se pueden practicar, justo en el medio de tu día, cada vez te des cuenta de que estás entrando en un estado de temor. Son sencillos, prácticos y eficaces. Cuanto más a menudo se interrumpa el ciclo de temor con una de estas herramientas, te encontrarás más naturalmente en una existencia de estado amoroso. Lo cual es un lugar muy agradable en el que vivir.

*Estaremos explorando estos 5 ejercicios en la próxima entrega: Cómo dejar de sentir miedo [Parte 2]

 

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