De película: cosas que nunca pasan en la vida real

Nos atrapan y envuelven con sus historias: las películas han acaparado momentos inolvidables pero, ¿te has dado cuenta de cuántas cosas son “normales” en la realidad ficticia de una película y cuántas cosas nunca sucederían en la vida real? Te invitamos a recorrer esta lista con cosas que sólo pasan en el cine.

 

• Cuando más lo necesitas, los teléfonos celulares nunca tienen señal, un clásico del cine de terror.
• El informe de noticias que estás viendo siempre mostrará la historia que te afecta a nivel personal.
• Todas las puertas pueden abrirse con una tarjeta de crédito, a menos que la casa o edificio esté en llamas.
• Cuando comiences a bailar, por ningún motivo aparente, en la calle; todos los que se unan a tu baile sabrán instantáneamente los pasos.
• Todas las bombas vienen con un temporizador incorporado que te mostrará en un visor con grandes dígitos rojos cuanto tiempo falta para que estalle.
• La Torre Eiffel puede ser vista desde todas las ventana de todos los edificios de la ciudad de París.
• Si eres detective de la policía, sólo tendrás un buen caso cuando te despidan.
• La policía llega a rescatarte justo en el momento después que has ganado la batalla contra el asesino, monstro o ladrón. Justo a tiempo para distribuir frazadas y café para todos los sobrevivientes.
• Cuando compres en un supermercado y tu bolsa de compras de papel se rompa, sólo saldrán frutas rodando.
• Los coches nunca necesitan cargar gasolina, a menos que estés en medio de una persecución.
• Cuando entras a la guarida del villano, saldrán a buscarte cientos de secuaces que te atacarán uno a uno, mientras sus compañeros esperan a un costado bailando de manera amenazante.
• Si enciendes un micrófono, éste acoplará al instante.
• Todas las mujeres solteras vivirán con una mascota, en especial, un felino.
• Las cosas, en especial, los coches; explotan de manera instantánea, por sobre todo si les da una bala. Mejor conocido como “El Efecto de Combustión Espontánea de Los Simpson”.
• La chica popular es mala y hermosa, mientras que su novio, a pesar de ser excelente en deportes, se enamorará de la fea que es buena.
• Si deseas perder de vista a quién te persigue, un desfile o partido de fútbol aparecerá cerca de ti para que puedas esconderte entre la multitud.
• Si necesitas esconderte, primero intenta hacerlo en el sistema de ventilación: nadie te encontrará allí.
• Si vas a la guerra y muestras la fotografía de tus seres queridos a un compañero, perecerás en la batalla.
• Un solo hombre disparando a 50 personas que lo tienen acorralado tiene más probabilidades de eliminarlos a todos que los 50 hombres que le disparan a la vez. Conocida como la “Ley de Rambo”.
• Cuando estés a bordo de una nave espacial, no te preocupes, ya que si la atacan, nunca dejará de funcionar el sistema de gravedad artificial.
• Cuando apagas la luz a la noche tu habitación toma color azul.
• Cualquiera puede hacer aterrizar un avión, especialmente si está en peligro mortal de colisión, siempre y cuando o lo guíe la torre de control o sea asistido por la azafata.
• No te preocupes, tu cabello lucirá fenomenal la mañana después de que duermas con el hombre de tus sueños; pero sólo esa mañana.
• Las ondas expansivas de una explosión sólo rasguñan, por más cerca que te encuentres.
• Besarse apasionadamente bajo la lluvia es hermoso y nunca te congelarás del frío ni ahogarás con agua.
• Los taxistas escuchan desde dentro de un auto con puertas cerradas cuando alguien les grita “taxi” en el medio del turbulento tráfico a una distancia de más de 30 metros.
• Cuando manejas tu coche podrás mantener tu mirada hacia la persona en el asiento de pasajeros mientras conversan, sin necesidad de mirar tanto por donde vas.
• Las únicas personas con dientes amarillos son vagabundos o villanos, mientras que todos los demás tendrán dentaduras perfectas, completas y super blancas.
• Cualquier programa de vigilancia por cámara podrá, con un solo botón, amplificar un detalle de la imagen hasta hacerlo perfectamente visible, sin importar la calidad con la que la imagen sea adquirida.