Como ya hemos mencionado en artículos anteriores, la colmena de abejas melíferas se compone de tres castas: Reina, Zángano y Obrera. En la anterior entrega, examinamos al macho de la colmena, el Zángano, vimos su principal función y diferencias con respecto a sus congéneres, ahora es el turno de examinar a la abeja Obrera, el pilar fundamental que sustenta la colmena, aquellas trabajadoras incansables desde su nacimiento hasta el final de su ciclo vital.
La abeja Obrera
¿Por qué la abeja al picar muere?
La abeja Obrera, en el intento de defenderse ante una amenaza humana, incrusta su aguijón en el interior de la piel, tras ello, la abeja queda atascada sin poder retirar el aguijón del interior de la membrana cutánea, en este acto de desesperación la abeja tira con fuerza su cuerpo hacía el exterior, logrando liberarse del aguijón, esto provoca el desprendimiento de sus intestinos en la parte inferior de su abdomen, como resultado ante su último intento de defensa, la abeja muere.
La principal diferencia visible de una abeja obrera, con respecto a las otras dos castas, es su tamaño, es la más pequeña dentro de las tres castas, tiene un abdomen más corto, una lengua desarrollada, es la única en poseer aguijón y sus corbículas en las patas traseras son las principales diferencias, además componen casi la totalidad de la colmena.
Al igual que la abeja Reina, la Obrera es hembra, pero teniendo en cuenta que ésta es infértil y no puede aparearse con un macho. Esto se debe a que su aparato reproductor se encuentra atrofiado y en lugar de contar con un ovopositor funcional, cuenta con un aguijón que se convierte en su principal arma de defensa.
Todo comienza con la puesta de un huevo fecundado, como todo huevo fecundado, éste está destinado a desarrollar una larva que se convertirá en abeja hembra; lo que establece que una larva de hembra se convierta en Obrera o en Reina es la alimentación que recibe durante su desarrollo. Las Reinas son alimentadas toda su vida con jalea real, mientras que las Obreras solo se alimentan tres días consecutivos con jalea real, para después nutrirse a base de una mezcla de miel y polen, conocida como pan de abejas.
Desde la puesta del huevo, hasta su eclosión a través de la celda operculada, transcurren 21 días, esto da comienzo a una nueva abeja Obrera, que dedicará su lapso de vida de entre 65 y 120 días, a la contribución del bien estar general de la colmena. Aunque su periodo de vida varía según la estación del año en la que se desempeñe, viviendo más durante las estaciones invernales, a causa de la menor proporción laboral que ejerce, ya que la recolección de polen y néctar, que son las actividades intensivas de la estación primaveral, en invierno no están presentes, librándose así del desgaste corporal que ello implica.
Los tipos de glándulas y la estructura corporal de la que disponen las abejas Obreras, les permiten realizar actividades únicas, de las cuales solo ellas pueden estar a cargo. Las funciones y actividades están divididas por su etapa de vida, cumpliendo funciones diferentes en sus comienzos como Obrera nodriza, a las funciones que cumple como adulta pecoreadora.
Sus funciones principales son:
La construcción y refacción de la colmena, incluyendo las celdas hexagonales y los opérculos de las mismas, cuya producción de cera es posible gracias a las glándulas cereras que se encuentran en el abdomen. Esta producción de cera es limitada, debido a que en la madurez dichas glándulas se atrofian, convirtiendo a una Obrera nodriza, en Obrera lista para ser pecoreadora.
Producción de jalea real (posible gracias a las glándulas hipofaringeas), producción de miel (posible gracias a su buche melario), alimentación de las larvas; también son encargadas de la refrigeración del interior de la colmena y la deshidratación de la futura miel, como así también encargadas de proteger la entrada de posibles amenazas, acortejar a la reina y comunicarse con sus colegas recolectoras, a través de la danza de la abeja (un baile que les comunica a sus hermanas a través de movimientos y secreción de olores, aquellas ubicaciones en donde pueden encontrar polen y néctar).
Recolección de polen (posible gracias a sus vellos electroestáticos que logran que las partículas de polen se adhieran al cuerpo de está, posteriormente depositándola en el par de cestillas que se encuentra en sus patas traseras), recolección de néctar (posible gracias a su larga lengua que permite que puede ablandar el néctar y almacenarlo en su estómago para convertirlo en miel).
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