Matrimonio y obesidad: ¿ el sobrepeso es contagioso ?

Matrimonio y obesidad: ¿ el sobrepeso es contagioso ?

Matrimonio y obesidad: ¿ el sobrepeso es contagioso ?

El sobrepeso es contagioso. Salud y bienestar.

 

Una investigación científica realizada en Estados Unidos, hizo un hallazgo inesperado, acerca de la obesidad: el matrimonio y la convivencia en pareja, aumenta el riesgo de padecerla, mientras que los individuos que están solos, tienden a cuidar su estado físico.

Hay varias razones para que ello ocurra, pero algunas son diferentes para el hombre y para la mujer. El hombre tiende a engordar unos 14 kilos, acumulándolos lentamente durante los primeros años de convivencia. La mujer obtiene unos 11 kilos de más, que se instalan, especialmente después de su primer embarazo.

Los cambios de hábitos son determinantes para esto. Cuando estaba soltera, solía hacer dietas, consumía alimentos de bajas calorías y comidas saludables, probablemente recurría al gimnasio y actividades deportivas o danzas. Pero ahora debe cocinar para un grupo familiar, con menos tiempo para dedicar a su cuidado personal. Se pasan muchas horas en el hogar, con los niños, y cerca de la heladera… la ansiedad comienza a invadirla y ya sabemos que encierro, comida y ansiedad llevan a un solo resultado: la obesidad.

El varón dedica ahora mucho tiempo a la supervivencia, y al llegar sólo desea satisfacer su apetito, recostarse en el sofá y básicamente, no hacer ni pensar en nada. Tal vez, por diversión, se reúna una vez por semana con amigos para hacer un deporte, pero nunca es suficiente para bajar las calorías de tantas comidas hogareñas sabrosas y abundantes.               

Si uno de los integrantes de la pareja aumenta de peso, es porque los alimentos que se consumen en la casa son “engordantes”, y el otro sentirá los mismos efectos y simplemente, ambos se dejarán llevar. Incluso los niños adoptarán estos malos hábitos alimenticios.

 

Otro factor, es el contagio social de la obesidad. La amistad también engorda.

Por otra parte, están los amigos: todos casados y muchos de ellos, obesos o en camino a serlo. Quién se atrevería a proponer platillos bajos en calorías, cuando se va a ver un partido de fútbol por TV, o en un cumpleaños al que todos asisten. El grupo se entrega a disfrutar de las reuniones, y la consigna es: comer sin límites. El tradicional asadito, con una “picada previa”, entre cervezas y gaseosas, pan, ensalada rusa, y algunos vegetales, sin olvidar el postre. Total estimado por plato: 8000 calorías, que no se quemarán charlando y contando anécdotas.

Los hábitos grupales y las costumbres familiares que cada uno arrastra, son determinantes. Es difícil que una sola persona, dentro de un gran entorno, logre encarar una vida saludable y un reacondicionamiento físico, en forma individual y aislada. Porque todo el grupo empuja hacia un lugar y uno solo decide ir en otra dirección.

Ahora se me ocurre cierta frase de yoga que dice: “es difícil llegar solo a la otra orilla, pero si vamos todos juntos, nadie se hundirá”. Una buena idea, es charlar con los amigos, y familia, proponer un cambio generalizado, claro que no será fácil y muchos se negarán rotundamente a sacrificar su hedonismo, eso no es importante, porque al proponerlo, los pondrán sobre aviso, de que su intención es clara y determinante, y que habrá cambios.

Nos comeremos el asadito, pero elegimos la carne con menos grasa, sustituimos los chorizos por ricas verduras asadas y las gaseosas por bebidas sin azúcar. No se trata de comer tostadas de gluten con queso magro en un cumpleaños, sino hacer algunas variaciones, que ayudarán a cambiar hábitos, mejorarán la salud de todos y con el tiempo darán buenos resultados. También la amistad y el afecto familiar pueden expresarse saludablemente.

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