La relación de pareja no es estática, sino más bien que evoluciona y se transforma a través del tiempo, y si la suerte y el destino acompañan, perdura con los años. Es por eso que conviene tener presentes cuáles son las diferentes etapas en la relación de pareja.
Etapa 1: enamoramiento o fusión
Es la famosa etapa dorada, que puede durar hasta 30 meses y en la que se idealiza a la otra persona, se desea estar todo el tiempo juntos, en éxtasis con la otra persona, no se desea otra cosa. Se vive especialmente el deseo y la pasión, con o sin actividad sexual, pero con una intensa fantasía. Las diferencias se diluyen y en cambio se destacan lo que tienen en común. Ambos se entienden y se sienten comprendidos, desean compartir todo juntos. Se suelen evitar las discusiones, todavía no existe la experiencia de cómo resolverlas y existe temor a la reacción del otro. No perder la propia autonomía es la clave de esta etapa, al igual que poder mostrarse tal cual uno es.
Etapa 2: Relación y vinculación
La autonomía gana terreno en esta etapa. Siguen siendo afectuosos el uno con el otro, pero comienza a hacerse más notoria la individualidad. Se resigna algo de lo pasional, pero en cambio se consolida el compañerismo, en este etapa suele surgir el proyecto en común –convivencia, hijos, etc–. También se hacen patentes las diferencias, aquellas que se evadían en la primera etapa, y se hacen más frecuentes las discusiones. Es tiempo de aprender estrategias sanas de comunicación y resolución de conflictos. En esta etapa se vuelven a integrar a amigos y familia, y esto puede causar más tensiones.
Etapa 3: Convivencia
El amor en esta etapa se manifiesta más con el compañerismo, el apego amoroso y las actividades en torno al “nido”, que con la actividad sexual. La rutina y familiaridad pueden generar algo de conflicto. Predominan las discusiones sobre las funciones domésticas y los roles en la casa.
Etapa 4: Autoafirmación
En esta etapa, se agudiza la necesidad de realizar actividades por separado, aflora más que nunca la necesidad de la realización personal más allá de los límites de la pareja. Hasta este momento, la pareja se fijó en las cosas que tenían en común, y desde aquí se hacen más visibles las diferencias, pero se tienen que sentir lo suficientemente cómodos para poder hacer actividades independientes. Los integrantes de la pareja empiezan a balancear sus intereses personales con los de la pareja.
Es necesario que ambos tengan la autoestima en un buen lugar, para no sentir esas necesidades individuales del otro como una amenaza y fuente de conflicto.
Etapa 5: Colaboración
Entre el quinto y el 15to. año, se puede dar un momento de colaboración, en el que la pareja se une para hacer proyectos en común, como hablar del futuro de los hijos hasta que los hijos se vayan y establecer proyectos juntos. Si se convierte en un momento en que ambos se brindan apoyo para hacer algo, la relación tiene una energía de resurgimiento. La seriedad y la sensación de fiabilidad son características de esta etapa, en la que se dejan atrás las inseguridades. Se produce una renovación del entusiasmo.
Etapa 6: Adaptación
Se trata de una etapa que se presenta en parejas de larga data, entre los 15 y los 25 años de relación aproximadamente. En esta etapa las parejas deben adaptarse a los cambios externos: hijos, “achaques”, familiares ancianos. Ya no hay tiempo para fantasías, se ve la realidad de la pareja tal como es. Con la madurez y la conciencia de cómo pasa la vida hay algunas personas que tienen miedo de “perder el tren” y, si coincide con la crisis de la mediana edad o la siguiente (la de la menopausia y andropausia), puede ser un momento en que la pareja se termina, o se consolida en las nuevas rutinas sin hijos. Es un momento que representa un desafío para atravesarlo, y en el que nos cuestionamos nuestros valores. En algunas personas germinan nuevos intereses, como buscar la manera de sentirse útiles, productivos, y tratamos de aportar cosas a la sociedad.
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