Educación para la sustentabilidad

Cuando hablamos de sistema educativo, pensamos en contenidos, rendimiento académico, pero pocas veces pensamos en ir más allá. Las políticas educativas parecen muy ocupadas en actualizar la información que cambia todo el tiempo, a una velocidad abrumadora.

Es evidente que se han postergado históricamente, ciertos aspectos de la educación integral. Uno de ellos, sin duda, es el cambio de paradigmas que en la actualidad ya no son funcionales para nuestra supervivencia en el planeta.

Como si se tratara de un prescindible complemento educativo, se ha dejado de lado esta parte fundamental de la formación. Solo con tibios intentos de dar una somera idea sobre ecología, pero sin imprimir en ella la urgencia, la importancia vital de comprender y aplicar los cambios necesarios.

En cuanto a los contenidos de esta materia, hay tanto para informar y crear, que podría perfectamente, dictarse desde el preescolar hasta la universidad. Entre los temas más relevantes: ecosistema, energías sucias y limpias, tratamiento de residuos, alimentación sustentable, substancias tóxicas, alimentación orgánica, reciclados, etc.

Un aspecto interesante para explayarse con los alumnos de los diferentes niveles, es la generación de alimentos orgánicos. Un sistema educativo actualizado y responsable, debería otorgar al alumno conocimientos de supervivencia, alimentación y nutrición, tal como se entrega un rico patrimonio de vida.

Las huertas y granjas escolares permiten:

1-      Tomar conciencia del valor de la producción de los alimentos que se consumen.

2-      Aprender sobre el valor nutricional de cada producto orgánico

3-      Desarrollar habilidades manuales a través del trabajo de huerta

4-      Tomar contacto con el mundo natural y sus virtudes

5-      Desarrollar huertas domiciliarias como trabajo práctico  y ayuda a la economía hogareña, este punto permite trascender los límites de la escuela y difundir los cambios en la familia

6-      Aprender sobre reciclados funcionales a las huertas urbanas, reduciendo los costos de producción.

7-      Incorporar los alimentos producidos a la alimentación cotidiana

8-      Cuidado de animales de granja, revalorando la vida de los seres que nos rodeanAprender sobre la producción de granja, y las formas respetuosas de trato animal.

9-      Establecer comparaciones valorativas entre el hiper consumo y el consumo sustentable

10-   Aprender sobre contenidos tóxicos de los alimentos masivos

11-   Aportar ideas y soluciones para resolver las cuestiones de energías y alimentos a nivel mundial.

En resumen, transformar la escuela en una oportunidad de cambio de conciencia, formando a los alumnos, no solo intelectualmente, sino como personas integradas a la vida de su planeta.Además, muchos de los problemas de conducta, se deben al encierro, el sedentarismo, la sobre estimulación tecnológica de los chicos. Es por esto, que una educación sustentable, tendría un alto valor terapéutico, neutralizando parte de las tensiones, ayudando a la conciencia de grupo y trabajo en equipo, y poniendo al niño en contacto con la naturaleza, que es una garantía contra el estrés.

El costo de implementar una educación de este tipo, es bajísimo, en comparación con otras áreas, y en relación con los beneficios que aportará, la sociedad en conjunto saldría ganando ampliamente.

A esta altura de la emergencia global, no hay excusas para postergar este tipo de política. Y considerando el nivel creciente de hacinamiento, violencia juvenil, y enfermedades de tipo nervioso y mental de la población, es tiempo de generar cambios radicales en la forma de vida urbana, esto solo es posible sembrando las semillas correctas en los humanos del futuro.

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