Venus versus marte: cómo usan la mente los hombres y las mujeres

Venus versus marte: cómo usan la mente los hombres y las mujeres

Venus versus marte: cómo usan la mente los hombres y las mujeres

Cómo usan la mente los hombres y las mujeres. Salud y sicología.

 

Es sabido que a los hombres les resulta muy difícil, comprender la mente femenina y sus emociones. Y también es obvio, que las mujeres se desesperan ante las conductas y razonamientos masculinos.

Hoy podemos decir que hay una base científica para aseverar que somos realmente diferentes, e incluso, opuestos: se ha comprobado que los hombres, obtienen una óptima comunicación dentro de las diferentes áreas de un mismo hemisferio, lo que les permite concentrarse muy bien en la ejecución de tareas aisladas. Las mujeres, optimizan la intercomunicación entre ambos hemisferios, y esto se traduce en la concentración y realización de varias tareas simultáneas.

Es así que los varones, poseen mayor y mejor conectividad entre las diversas regiones del mismo hemisferio, y entre la parte posterior y anterior, esto aumenta su capacidad de percibir y coordinar. Mientras las damas exhiben una mayor aptitud analítica e intuitiva, debido a la mayor conectividad entre hemisferios.

Haciendo una interpretación de estos datos científicos, podemos decir que el varón posee un pensamiento sintético, mayor coordinación y percepción global de las cosas. Esta característica se refleja en su necesidad de concentrarse en una cosa por vez, en sintetizar complejas situaciones al extremo de reducirlas a un par de palabras. También demuestra su capacidad de síntesis en la manera de expresar sus emociones, la frase “¿ya sabes que te amo, porqué necesitas que te lo repita cada dia?” exaspera a las mujeres, pero representa la forma de pensamiento emocional de la gran mayoría masculina.

Cuando un hombre está frente al televisor, viendo a su equipo favorito, su cerebro entra en un estado de concentración unidireccional, por eso no puede, a la vez, escuchar a su pareja, relacionarse afectivamente, atender necesidades de comunicación. Un consejo para las chicas: esperar con paciencia a que sus neuronas se desocupen y luego buscar momentos para captar su atención. Después de todo, gracias a estas características, son capaces de hacer grandes cosas, solucionar problemas específicos, encontrar salidas rápidas para cualquier emergencia, etc.

Ahora vamos a intentar, interpretar a las mujeres. Esto ya es una utopía en sí misma, porque cualquier interpretación es estática, y la mujer es como un río caudaloso, por el que circulan hormonas, emociones, ideas, proyectos, expectativas, ansiedades, angustias, mucho afecto, y demasiadas actividades. La capacidad analítica de la mujer, obliga a su cerebro a desmenuzar las cosas hasta su mínima expresión, sopesar todos los elementos, medir posibles consecuencias, hacer comparaciones de antes y después y todo embebido en diferentes emociones.

Sujetas y víctimas de cambios químicos que los varones no podrían imaginar ni tolerar, batallan todas sus vidas por restablecer el equilibrio, que se escapa constantemente, atormentándolas en un movimiento pendular ad infinitum. Aun así, en medio de sus tormentas interiores, las chicas logran llevar adelante sus actividades con eficacia y solvencia. Un consejo a los chicos: sean pacientes, ellas son el motor de la vida, su corazón va por delante de su razón.

El mayor problema es la atención: * la atención que los hombres pueden prestar y * la atención que las mujeres requieren para mantenerse estables. Parece que la solución a este eterno conflicto entre Venusinas y Marcianos es pasar algunos momentos en el planeta ajeno, para comprender como funciona. Acercar extremos, “masculinizar” lo femenino y “femeneizar” lo masculino, buscando puntos en común, construyendo momentos de acuerdo, cediendo a las necesidades ajenas en forma mutua y armónica.

La pareja no se trata de dominación, eso nunca termina bien, la pareja se trata de “emparejar”, de ir parejos, satisfaciéndose mutuamente en todos los sentidos y también dejando una brecha de luz entre ambos, para el espacio individual y personal. Es posible el amor entre los mundos, porque amar es aceptar las diferencias, disfrutar de la esencia del otro sin querer “recetearlo”. Si todos fuéramos idénticos, las relaciones morirían ahogadas en hastío. La aventura es vencer el desafío de encontrarse, abrazarse y besarse, a través del mar de las divergencias, la rutina y el tiempo.

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