Por qué se produce la retención de líquidos y cómo evitarla

La amplia mayoría de las mujeres debe batallar de tanto en tanto con la retención de líquidos, esa que puede hacer aumentar el peso hasta un kilo de un día para el otro y que se ve en la zona de los párpados, en el abdomen, caderas, piernas, tobillos y pies. Las causas de la retención de líquido son de diversa índole, pero primordialmente hay un desencadenante hormonal que es la razón por la que las mujeres son las que tienen este problema.

Estos cambios se hacen particularmente visibles una semana antes de la menstruación, cuando bajan los estrógenos y sube la progesterona, hormona que propicia la retención de líquidos. Por esta razón, también se suele retener líquidos durante el embarazo, si se toman anticonceptivos orales o cuando se tienen enfermedades que producen desequilibrios hormonales, como los ovarios poliquísticos y el hipotiroidismo.

Otros factores relacionados a los hábitos agravan el problema de la retención de líquidos, como una dieta inadecuada y el sedentarismo. En efecto, un estilo de vida demasiado quieto hace que no se emplee la bomba plantar (de la planta de los pies), ni la muscular de las piernas, por lo que la sangre circula demasiado lento por las piernas y se estanca. Esta disfunción circulatoria, se agrava por el calor o pasar largas horas de pie, sentada o con las piernas cruzadas. Todo ello, produce un agotamiento en las válvulas antirretorno de las venas y aparecen o crecen las arañas vasculares.

Una dieta poco saludable es otro de los factores que inciden en la retención de líquidos. El exceso de sal en las comidas es un gran responsable del problema. También el sodio oculto en muchos alimentos procesados. Comer en exceso hidratos de carbono predispone al aumento de peso, y suma otro factor más a favor de la retención. El tabaco, además, dificulta aún más la circulación de retorno y no hace sino agravar el problema.

Con todos estos factores, es posible ver cómo aliviar la retención de líquidos. Comenzar con una dieta adecuada es el primer paso. Reducir los niveles de grasas saturadas, de sal y sodio y de carbohidratos es un buen primer paso. Consumir frutas y verduras con alto contenido de potasio es otra buena idea. El potasio contrarresta los efectos del sodio. Además, un buen contenido de fibra en la dieta ayuda a eliminar toxinas que son responsables de la hinchazón. Suma a tu dieta bananas, melón, sandía, acelgas, alcauciles, calabaza, berros, hongos, papas y tomates. Tomar una adecuada cantidad de líquidos cada día, agua en su mayoría, ayuda a eliminar el edema, contrariamente a lo que muchas personas creen.

El segundo paso es hacer actividad física, en especial ejercicios cardiovasculares que ayuden con la circulación en las piernas. Tonificar la musculatura de las piernas ayuda también a una buena circulación.

En el trabajo, evita vestirte con ropas demasiado ajustadas, también pasar demasiado tiempo de pie o sentada. Si estás mucho tiempo sentada, conviene cada par de horas caminar un poco y estirar las piernas. Si estás de pie demasiado tiempo, siéntate con las piernas en alto para ayudar a la circulación. El ejercicio es excelente para contrarrestar estos efectos.

Por último, todas las intervenciones de los esteticistas que contribuyan al drenaje linfático, como masajes, botas neumáticas y otros, serán excelentes para desinflamar las zonas con líquidos.

Si sospechas que tienes algún problema hormonal, lo ideal es consultar al médico para darle solución, pues además de un problema estético, estos desórdenes pueden tener consecuencias más graves si no son controlados.

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