Eneuresis, las causas y su injerencia en distintas edades

La enuresis es la imposibilidad de control de la vejiga. En los niños pequeños, el control voluntario de la micción se desarrolla a partir de los dos años. Pero puede ocurrir que el tiempo pase y el niño no logre evitar perder orina, especialmente durante la noche. La expulsión de orina está controlada por ciertos centros neurológicos, los que estimulan la sensibilidad necesaria para sentir la presión de la vejiga llena. Estos centros deben desarrollarse y madurar en el niño.

Las causas de este trastorno pueden ser:

A-      Desarrollo lento: los mencionados centros tienen algún retraso en su maduración.

B-      Factor genético: aunque no se ha probado, las estadísticas demuestran que si un niño tiene enuresis, un familiar cercano la sufrió en algún momento.

C-       Alteraciones del sueño: un cambio o demasiada variabilidad de los ciclos del sueño, pueden perturbar el control nocturno.

D-      La hormona anti-diurética (ADH) debe disminuir durante la noche, reduciendo la cantidad de orina producida, pero si no existe el nivel adecuado de esta hormona, se producirá la misma cantidad que durante el día, aumentando la presión.

E-      Otras causas físicas pueden ser: alteraciones anatómicas de esfínteres, uretra, infecciones urinarias reincidentes, problemas neurológicos, lesiones cerebrales, parálisis cerebral, etc.

F-       También pueden existir razones psicológicas, debidas a constantes cambios domiciliarios, inestabilidad emocional por abuso sexual, bulling escolar o intrafamiliar, etc.

La enuresis en adolescentes, refiere un porcentaje mucho menor, del 4% de los chicos y un 2% de las chicas sufren este trastorno y aunque el porcentaje es menor, se trata de una experiencia muy traumática para un adolescente, ya que los jóvenes se sienten estigmatizados, tienden a aislarse, evitan compartir experiencias con sus amigos que los expongan en este sentido.

Entre las recomendaciones terapéuticas podemos acotar: la reducción del consumo de cafeína, presente en bebidas cola y café, sobre todo al anochecer. Reducir la ingesta de líquidos antes de dormir. Generar el hábito de orinar justo antes de dormir y al despertar, incluso podría ser necesario despertar una vez al chico para orinar a media noche.

Jamás debe mofarse o permitir la burla por parte de hermanos;  mucho menos, gritar, retar o castigar al niño o adolescente con enuresis, ya que solo se agrega tensión y aumenta la frustración, llevándolo a un estado de gran ansiedad e inseguridad.

En un 45% de los casos en que la enuresis no se detiene y persiste en la juventud, se tiene un antecedente familiar con enuresis prolongadas, compartir experiencias y formas de control, puede ser una manera de “quitarle carga” al trastorno, tal vez el papa o la mama que sufriera del mismo problema pueda aportar una solución probada personalmente, compartir sentimientos y colaborar con el tratamiento que se haya recomendado.

La presencia de la familia, como apoyo incondicional en una terapia, es fundamental para el niño o el joven. Se deben considerar las causas físicas que pudieran ser remediadas con medicamentos o cirugías, y ver la posibilidad de utilizar dispositivos electrónicos de alarma, y otras formas de ayuda al afectado.

 

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