¿Cómo se sienten los docentes actuales?

Estudios actuales revelan que por lo menos un 65% de los docentes españoles de primaria sufren el síndrome de burnout; es decir psicológicamente están quemados por su trabajo o bien ya experimentan algunos síntomas de este trastorno emocional.

Además los docentes se enfrentan hoy a nuevos retos que les implica asumir numerosas responsabilidades en un escenario cambiante como el actual. La consecuencia directa es la aparición de problemas emocionales como por ejemplo: la depresión. Esto tiene una incidencia directa en el rendimiento de los alumnos.

 

¿Cómo se sienten los docentes actuales?

Los docentes sufren una gran carga de exigencia desde todos los ámbitos, por parte del alumnado que requiere nuevas estrategias e incentivos para abordar las clases, desde las autoridades educativas que pretenden resultados positivos período tras período, por parte de los padres que les exigen una buena  formación para sus hijos, entre otras cuestiones.

Las demandas hacia los docentes implica que tengan que dedicar cada vez más tiempo a tareas administrativas y burocráticas en detrimento de la auténtica labor educativa. Deben reservar tiempo para planear, evaluar y orientar a los alumnos, organizar tareas extraescolares, asistir a reuniones de trabajo, talleres de formación y actualizarse ante los frecuentes cambios curriculares.

Por otro lado, el docente trabaja en forma aislada dentro del aula sin referencias externas que le permitan autoevaluarse y valorar su labor. Por lo general, el trabajo colaborativo es impuesto externamente  y no cumple con su verdadero sentido.

En este sentido el aspecto emocional de los docentes está siendo cada vez más valorado y tenido en  cuenta, no solo en lo que respecta al docente sino también a los alumnos. La educación se basa principalmente en las relaciones interpersonales con los alumnos, padres de familia, compañeros y autoridades educativas, por lo tanto las experiencias emocionales de los docentes son permanentes. Los factores emocionales y afectivos son causantes de la mayoría de los conflictos que se dan en las instituciones educativas.

Por otro lado, también se debe prestar atención a las emociones por la diversidad de repercusiones que tienen en el proceso educativo, al descuidarse las mismas comienzan a surgir numerosas problemáticas que van desde las conductas agresivas hasta la violencia. Estas situaciones se presentan cuando la educación se centra en desarrollar el intelecto descuidando el aspecto emocional.

Está comprobado que la educación debe ser integral, abarcando tanto el desarrollo cognitivo como el emocional. En este sentido, se puede hacer hincapié en enseñar competencias básicas personales e interpersonales que sirvan de herramientas para cuando el fututo docente deba enfrentarse a la resolución de problemas  de su profesión, el cumplimiento de metas educativas y el desarrollo del aprendizaje continuo.

El conocimiento, el afecto y la acción se interrelacionan en la vida y sobretodo en una profesión llena de emociones como la docencia. Si se considera que las emociones  no son adecuadamente canalizadas puede traer consecuencias negativas para la persona, de ser así es necesario reconocerlas, analizarlas y trabajar con ellas.

El aspecto emocional  de los docentes es necesario para su propio bienestar personal, también en su efectividad para llevar a cabo procesos de enseñanza-aprendizaje y el desarrollo socio emocional de sus alumnos.

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