Tecnoadicciones (Parte II): cómo actúan las estrategias mediáticas

Tecnoadicciones (Parte II): cómo actúan las estrategias mediáticas

Tecnoadicciones (Parte II): cómo actúan las estrategias mediáticas

Cómo actúan las estrategias mediáticas. Internet y tecnología.

El consumo no genera felicidad

En forma constante y nada casual, nuestra atención se encuentra captada por los diferentes medios de difusión que llegan a nosotros. La oleada de noticias insignificantes, superficiales, llega cada día inundando nuestro pensamiento. Frente a un televisor, un ordenador, o incluso a la pantalla de nuestro móvil, accedemos a miles de datos que, en realidad no son interesantes, y sólo sirven como distracción y entretenimiento, que al final, se traducen en una adicción a la pantalla de cualquier tipo.

Si analizamos el estado mental de una persona que se encuentra absorta, mirando un programa, en el que se habla sobre la vida y obra de personajes mediáticos de la farándula, podemos decir, que se encontrará en un estado de estupor, observa, asimila, incluso memoriza datos irrelevantes, internamente es mínima la acción de reflexión. La información le llega hecha una papilla, fácil de tragar, sin masticar. En las redes, los datos pasan por la pantalla y la persona interactúa solamente haciendo un click en “me gusta”, o compartiendo, transformándose en un engranaje útil para la difusión de cualquier dato.

Con demasiada frecuencia, creemos que nos informan sobre lo que realmente ocurre, pero, en realidad, somos sujetos de manipulación mediática. Las grandes noticias pasan por detrás de las irrelevantes, y no logramos verlas, porque nuestro pensamiento está demasiado ocupado procesando miles de datos “basura”. Si a todo esto agregamos los extensos bloques de publicidad, que nos empujan a consumir lo que no necesitamos, se hace ardua la tarea de ser espectadores.

Las élites del poder económico y político, generan los medios para desviar nuestra mirada, seduciéndonos con falsas zanahorias, mientras nos perdemos de acceder a la información real, educativa, que podría mejorar nuestras vidas y permitirnos evolucionar. Las ciencias, los avances en la ecología, los cambios globales interesantes, todo queda apenas restringido a programas opacados, en horarios de poco acceso masivo, en páginas ocultas tras un mar de sitios con noticias sobre modas, artistas del jet set, deportes populares, etc.

Otra manera de reducir la capacidad de análisis de los espectadores, es subestimar la madurez, dirigiéndose a ellos como si fueran adolescentes impulsivos, que comprarán cierto automóvil, sólo para sentirse exitosos. Frases que inducen al hedonismo como: “disfrútalo ahora”, cuestionan la racionalidad y la substituyen con la emotividad, induciendo a gestionar un préstamo bancario, sólo para tener lo que se puede obviar. O se relaciona poseer cierto modelo de auto, con atraer a la modelo perfecta;  comprar cierto perfume que asegura tener relaciones con muchas mujeres bellas. Eso en lugar de madurar emocionalmente para conseguir relaciones afectivas duraderas.

Esta inducción no tolera el más somero análisis, el consumo no hace felices y completas a las personas, solo las deja atascadas en un circuito infinito de insatisfacción-compra-insatisfacción.

En otro aspecto de la manipulación mediática, está el modelo a seguir: se transmite que lo importante es tener el cuerpo perfecto, el status y el dinero para conseguir la felicidad, no importa cuán ignorantes, vulgares y egocéntricos, sean los personajes que simbolizan estos modelos a seguir.

Gracias a la Neurobiología y la Psicología Aplicada, las empresas de multimedia, conocen nuestras posibles reacciones y nuestra forma de pensamiento, tal vez más que nosotros mismos, así que cuando creemos que estamos decidiendo, generalmente, nos están induciendo y dirigiendo en la dirección que ellas necesitan. Hacernos conscientes es fundamental para no ser parte activa, ni “idiotas útiles”, creyendo que necesitamos lo innecesario y llenando nuestra mente de datos que nos distraen de nosotros mismos.

El consumismo sólo nos llevará a postergar nuestra realización y felicidad, desviándonos de las herramientas reales y nobles, que nos permitirán acceder al verdadero éxito personal.

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