Relaciones en emergencia. Cómo vencer la rutina en la pareja

Relaciones en emergencia. Cómo vencer la rutina en la pareja

Relaciones en emergencia. Cómo vencer la rutina en la pareja

Cómo vencer la rutina en la pareja. Relaciones y familia.

 

Técnica anti divorcio

Cuando te enamoraste de quien hoy complementa tu vida diaria, ¿cómo lo veías, o la veías?, ¿recuerdas? Era su sonrisa, su forma de mirarte, los graciosos gestos, la risa, era un conjunto de aspectos y todos y cada uno, te seducía. Necesitabas tener a esa persona muy cerca, todo el tiempo, porque al verla, tu corazón bailaba, el estómago se llenaba de mariposas, tus ojos brillaban, sonreías como tonto. Una llamada era un salvavidas que te sacaba por completo de tus tareas. Charlas interminables hasta el amanecer, coqueteos, caricias, regalos… los condimentos del amor y la pasión.

Esos sentimientos los llevaron a dar el gran paso, algunos a través de una boda, otros saltando hacia una convivencia. En cualquier caso, la idea era estar juntos, llevar a delante un proyecto en común que, en principio no tiene contradicciones.

Para hacer realidad los sueños habrá que trabajar, a veces esforzándose bastante. Entonces se abre la puerta a una aparente amiga de la organización: la rutina. Organizarse implica horarios, disciplina, tareas múltiples para los dos. A nadie le gusta levantarse cuando aún se tiene sueño, pero habrá que hacerlo si se quieren cumplir objetivos. Entonces ya no habrá charlas hasta el amanecer, mejor dormir temprano. La división de las tareas hará que los espacios de tiempo compartido se reduzcan notablemente. El cansancio reducirá las oportunidades para la intimidad.

Todos estos puntos nos llevan a formar una línea recta (demasiado recta), que va directo al aburrimiento. Ya no parece tan atractiva ella, con sus rizadores, mascarillas, acostada con una larga remera vieja. Ya no parece tan seductor él, con sus calzoncillos gastados, tirado en el sofá, mirando su deporte favorito por horas, frente al televisor. Ella no se prepara ya para él. Él no le presta la misma atención a ella. Como una aplanadora, que no permite matices, la costumbre llegó para quedarse.

Pero hay esperanza, una nueva corriente se viene filtrando por entre las viejas tradiciones: para proteger la relación nada mejor que recuperar la visión original del otro. La rutina nos ha distraído, nos hizo olvidar que nuestra pareja no es simplemente familia (nada menos sensual que pensar en la pareja como padre o madre de los hijos), detrás de su cansancio, de sus hábitos (a veces irritantes), de su apariencia desprolija, están ese hombre y esa mujer, que antes se hicieran temblar de emoción. Recordar esto es crucial para reavivar el fuego antes de que las brasas se enfríen más, estimular esos recuerdos, inaugurará una nueva etapa en la vida personal y de pareja.

Una innovadora solución es dormir en camas separadas, incluso, si es posible, en habitaciones diferentes, no teman, en lugar de alejarlos, los hará extrañarse. Cada uno podrá preservar su espacio individual sin molestas invasiones, ni habrá que ser testigos de los desagradables hábitos ajenos, eso ya es relajante, y trae cierto resabio de soltería que despierta recuerdos de juventud y vitalidad.

Ella tendrá intimidad para sus tratamientos faciales, depilaciones y molestos días menstruales. El disfrutará de sus programas, sin que la mujer le interrumpa con sus charlas, y podrá hacer todas esas cosas que a la mujer le desagradan tanto, propias de la masculinidad.

Cada uno podrá decorar su espacio según su gusto, dejar tiradas sus cosas u ordenarlas según le apetezca, sin que haya discusiones por eso. Luego, en los espacios en común, será más fácil mantener armonías.

Y la mejor parte: hacer una cita con tu amor, vestirse para la ocasión, aunque el encuentro sea en el comedor, perfumarse, poner música y por qué no unas velas, una pequeña cena romántica para reencontrarse con ese hombre y esa mujer vibrantes, que se ocultan bajo el hastío.

Hacer el amor por costumbre, porque el otro esté al lado, es desvirtuar la relación, llevándola al rango de trámite e incluyéndola entre las largas listas de obligaciones que afrontamos a diario.

Esperar con ansias la ocasión, sorprender y ser sorprendidos por nuestro amado compañero de la vida, es el mejor tratamiento anti divorcio que se podría recomendar. Si lo piensas tal vez no sea tan difícil enamorarte por segunda vez de la misma persona.

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