Dormir mal y descansar poco son problemas más frecuentes que padecen las personas. El insomnio, es decir el deseo de dormir pero no poder concretarlo, puede afectar el normal funcionamiento del organismo. Las causas de este comportamiento suelen ser variadas: el consumo de bebidas estimulantes, la dieta, alguna afección, el estrés o motivos emocionales.
En todos los casos, un descanso interrumpido durante la noche puede provocar problemas de memoria, ansiedad, depresión, enfermedades crónicas, mal humor y otros malestares.
Realizar algunos cambios en las rutinas diarias puede mejorar o solucionar este problema. En este artículo te presentamos diez consejos para tener un buen descanso y evitar las complicaciones de una noche sin dormir:
– Cenar liviano
Se recomienda evitar las comidas pesadas y abundantes al menos dos horas antes de dormir, ya que este hábito prolonga el proceso de digestión y produce somnolencia.
– Tomar leche tibia 15 minutos antes de acostarse
La leche contiene triptófano, un aminoácido que favorece la producción de melatonina y serotonina, hormonas que disminuyen la actividad cerebral y ayudan a conciliar el sueño.
– Evitar el consumo de café y alcohol
Las bebidas cafeinadas y alcohólicas contienen efectos estimulantes para el sistema nervioso que pueden provocar la disminución de la sensación de sueño.
– Tomar una ducha
Un baño de inmersión en agua tibia produce un efecto sedante en el cuerpo. Se pueden añadir a esta rutina sales de baño con aromas suaves, para ayudar a relajar el cuerpo y prepararlo para el descanso.
– No fumar
Además de los efectos nocivos del cigarrillo en la salud, se suma el efecto de la nicotina como un estimulante que dificulta el descanso.
– Acondicionar el dormitorio
Para descansar plácidamente durante toda la noche es muy importante mantener la habitación en condiciones óptimas para dormir, aislada de ruidos y sin filtraciones de luz. La oscuridad activa la melatonina, la hormona responsable del sueño. Otro requisito que no se debe olvidar, consiste en mantener el lugar con una temperatura agradable y templada.
– Mantener una rutina de horarios
Tratar de dormir y despertarse todos los días a la misma hora. Este hábito permite que el cerebro se sincronice de manera adecuada y ayude al organismo a acostumbrarse a un horario específico de descanso.
– Tomar infusiones calientes
Una buena taza de té –principalmente de manzanilla, anís o hierbas- antes de ir a la cama, ayuda combatir el insomnio, ya que estas infusiones poseen propiedades relajantes para el cuerpo.
– Realizar actividad física
Para dormir bien, el cuerpo necesita sentirse cansado física y mentalmente. Una opción saludable consiste en realizar una rutina de ejercicios, preferentemente durante las primeras horas del día.
– Relajar el cuerpo
Existen algunas técnicas de relajación y respiración que pueden ayudar a lograr el objetivo de un buen descanso. La clave es encontrar algo el método ideal para cada uno, que le permita sentirse relajado.
Se puede optar por escuchar música relajante, instrumental o con sonidos de la naturaleza (olas del mar, sonidos de viento o canto de pájaros). Es importante también enfocar la atención en la respiración: inhalar y exhalar suavemente. Otra opción consiste en leer textos breves y reflexivos, frases y poemas que permitan irse a la cama con la mente calma y positiva.
Finalmente una técnica utilizada para conseguir un sueño reparador es la aromaterapia.
¿Qué se debe realizar?
Disolver unas gotas de aceite de sándalo en un recipiente con agua caliente. Luego colocar una toalla alrededor de la cabeza e inhalar suavemente el vapor durante cinco minutos. Repitiendo este ritual todas las noches contribuye a liberar las tensiones acumuladas durante el día.
Es importante integrar las horas de descanso a nuestros hábitos saludables y tener en cuenta que tanto la actividad física como una buena alimentación en el momento adecuado, puede mejorar y potenciar nuestra capacidad para descansar correctamente.
Si estas recomendaciones no lo ayudan o no son suficientes, se aconseja consultar con un profesional de la salud, para encontrar las posibles causas que provocan estos trastornos de sueño, y tratarlas mediante la utilización de fármacos o preparados medicinales.
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