La crianza con apego, una nueva mirada hacia los hijos

En los últimos tiempos, resuena mucho el concepto de crianza con apego para describir las opciones de crianza de los hijos en las familias modernas.

Sin embargo, aún resulta ajeno para muchas personas este concepto, llamado también crianza respetuosa, instintiva o natural, pues se basa en el principio de anteponer las necesidades del niño antes que la del adulto, considerando su condición y su realidad, en contraposición a la crianza “adultocéntrica”, que caracteriza a criterios más conservadores.

El término de crianza con apego es creado por el pediatra William Sears, basando su filosofía en los principios de la teoría del apego, que a su vez ha sido generado por el psiquiatra y psicoanalista John Bowlby en la psicología del desarrollo, luego de la Segunda Guerra Mundial, para explicar la situación de los huérfanos.

Esta teoría señala que la salud y el desarrollo emocional óptimos se logran a partir de forjar un apego seguro, que significa crear un fuerte enlace emocional con los padres durante la infancia, pues será precursor del desarrollo de una personalidad segura e independiente, un buen comportamiento, y relaciones buenas y sanas.

Este tipo de crianza tendrá efectos positivos durante toda la niñez, adolescencia y adultez. En contraposición, otros estilos de apego son el evitativo, el ambivalente/resistente/ansioso, y el desorganizado.

¿Cómo se construye un apego seguro?

La Attachment Parenting Internacional (API) señala la existencia de ocho principios que fomentan el apego saludable (seguro) entre los padres o cuidadores y el niño. Estos son:

  • Preparación para el embarazo, el nacimiento y la paternidad.
  • Alimentación con amor y respeto.
  • Respuesta sensible a las necesidades del bebé desde que nace.
  • Contacto materno el mayor tiempo posible.
  • Propicio del sueño seguro físicamente y emocionalmente.
  • Propicio del cuidado cariñoso constante.
  • Práctica de la disciplina positiva.
  • Búsqueda del equilibrio entre la vida personal y familiar.

Desde luego, existen matices y cada familia adopta aquellas pautas con las que considera que están de acuerdo, pero el principio esencial es priorizar el bienestar del niño y comprender en cada etapa sus posibilidades.

En general, en la crianza con apego se suele optar por un parto natural y respetado, por la lactancia materna exclusiva y prolongada, por el colecho, por el porteo (llevar al niño en un portabebé), por propiciar el contacto físico con el niño y no dejarlo llorar para acostumbrarlo a los ritmos y estilo de vida de los adultos, aunque claro está, no necesariamente ha de adoptarse todas estas pautas para criar con apego, basta tener el concepto claro y llevarlo a la práctica lo mejor que se pueda dentro de las posibilidades reales de cada núcleo familiar.

Este estilo de crianza se contrapone a otros más conservadores, generando controversias entre los padres que lo adoptan y otras personas (como los abuelos, acostumbrados a un estilo totalmente diferente).

Así, mientras abuelas, tías y vecinas sentencias cosas como “no lo tengas tanto en brazos que se malcría” o también “déjalo llorar, que se acostumbre a calmarse solo”, en la crianza con apego se le da lugar a las necesidades del bebé.

Los límites son otra de las críticas a este estilo de crianza, pues muchas personas la ven demasiado laxa en este sentido.

Esta modalidad de crianza, simplemente, plantea educar a los niños de otra manera.

Que sean autosuficientes y elijan “portarse bien” porque son empáticos con el entorno y con otras personas, porque comprenden cómo son las cosas, y no simplemente porque alguien los castigará si no lo hacen.

No se trata de “lo haces porque yo lo digo”, sino de incentivar a que el niño lo haga por sí mismo.

La crianza con apego busca entender las necesidades biológicas y psicológicas de los niños, y evitar expectativas poco realistas en el comportamiento del niño.

Al fijar límites que sean apropiados para la edad del niño, se toma en cuenta cada etapa física y psicológica del desarrollo que el niño está experimentando. Así, los padres pueden evitar la frustración que ocurre cuando se esperan cosas que los niños no pueden hacer aún.

La crianza con apego mantiene que es de vital importancia para la supervivencia del niño que sea capaz de comunicar sus necesidades a los adultos y que estas sean atendidas sin demora.

El Dr. Sears advierte que mientras el niño es pequeño, es mentalmente incapaz de ninguna manipulación. Sears comenta que durante el primer año de vida, las necesidades y los deseos de un niño son lo mismo, y por ello no es verdad que un niño llora porque “es malcriado”, “quiere llamar la atención”, puesto que no tienen la capacidad mental de generar tales manipulaciones.

También se señala que la crianza con apego genera niños sobreprotegidos y dependientes.

Sin embargo, sucede todo lo contrario, pues estudios demuestran que se trata de niños que crecen con una fuerte autoestima, que son estimulados a valerse por si mismos y se sienten siempre respaldado por sus padres, lo cual les da una independencia mucho mayor que la de niños criados de formas más conservadoras, donde la severidad de algunas formas de disciplina termina minando la autoconfianza de los niños, haciéndolos mucho más ansiosos e inseguros.

La crianza con apego no está exenta de críticas y detractores, pero a pesar de ello es la opción elegida por un número cada vez mayor de familias, que aseguran estar muy satisfechos y felices con esta filosofía de vida.

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