Cinco prácticas cotidianas que pueden prolongar la vida

Hay muchas maneras de prolongar la vida sin tener que hacer demasiados sacrificios. Te sorprendería saber lo fácil que es mejorar tu calidad de vida por más tiempo. ¡Así que manos a las obras!

Aunque para muchos la prolongación de la vida no es más que un mito, muchos especialistas y médicos aseguran que es posible alcanzar la longevidad llevando una vida sana, consumiendo alimentos bajos en calorías y desarrollando cualquier tipo de habilidad que demande esfuerzo mental.

Veamos cuáles son estas prácticas que aumentan las posibilidades de vivir por más tiempo, pero sobre todo, vivir mejor.

Cinco maneras sencillas de prolongar la vida:

 

#1 Limitar la ingesta de calorías

No es ninguna novedad que la ingesta de calorías aumenta las chances de sufrir diabetes o cáncer. Todos sabemos que debemos comer bien para vivir mejor, pero parece que hay un problema de educación alimenticia.

Para tener una idea de los buenos efectos que produce el consumo de bajas calorías tenemos el caso de los ancianos de Japón, Italia o Cáucaso, quienes comen poco y reducen hasta en un 20-30% las posibilidades de sufrir una enfermedad cancerígena.

 

2. Dormir a oscuras

¿Tienes la costumbre de dormir con la luz encendida? Muy mala decisión. Las interferencias de luz impiden la producción de melatonina, una hormona extremadamente importante para el sistema inmunitario.

¿Entiendes a dónde voy? Si la calidad de nuestro sueño se ve afectada, lo más natural es que estemos propensos a todo tipo de enfermedades.

 

3. Actividad mental

Está comprobado científicamente que la actividad intelectual ayuda a prolongar la vida. Mientras mayor sea el esfuerzo mental, mayor será la producción de neuronas.

Eso sí, no hay que confundir esfuerzo mental con desgaste mental. Ambas cosas son muy diferentes. Lo ideal es trabajar en algo que demande creatividad, imaginación y sirva de inspiración para sentirse motivado.

 

4. Frutas y verduras frescas

Ideal para la temporada de primavera e invierno. Anímate a reemplazar las bebidas gaseosas que suelen comprarse en grandes cantidades en los centros comerciales por diferentes piezas de frutas y verduras frescas.

Nadie dice que el cambio tiene que ser drástico. Comienza consumiendo una menor cantidad de bebidas y varía el menú de la semana con platos frescos y altamente nutritivos.

 

5. Consume menos sal y azúcar

Mientras que el exceso de sal provoca hipertonía y aumenta el riesgo de sufrir derrames, el exceso de azúcar provoca efectos nocivos en el funcionamiento del cerebro, el páncreas, y el corazón. Casi siempre se sufre de diabetes y obesidad.

Igual que en el anterior caso. Empieza a cambiar tu rutina alimenticia y disminuye el consumo de sal y azúcar. Recuerda que todo es por tu propio bien.

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