Ámsterdam, la ciudad de los puentes

Ámsterdam es llamada la “Venecia del norte” por sus más de 100 kilómetros de canales, unos 1500 puentes que los cruzan y alrededor de 90 islas.

Como dato técnico, es interesante saber que cada tres días el agua de los canales es totalmente renovada, lo cual se realiza cerrando cada noche una decena de esclusas y bombeando miles y miles de metros cúbicos de agua desde la isla de Zeeburg.

 

Ámsterdam, la ciudad de los puentes

Si bien la cantidad de canales es bastante importante, los canales principales son cuatro, dispuestos en forma semicircular concéntrica: Singel, Herengracht, Keizersgracht y Prinsengracht, aunque hay otros canales secundarios más pequeños que son también muy atractivos.

Ámsterdam es una ciudad que se caracteriza por poner especial preocupación en el equipamiento urbano, dígase: plazas, mobiliario urbano, ciclovías y puentes peatonales.

Con el fin de construir diseños innovadores, la AC-CA (Architectural Competition) organizó un concurso que buscaba decidir entre varias propuestas, cuál sería el más adecuado para la ciudad.

Uno de los puentes peatonales que figuró entre los finalistas fue el diseño de Laurent Saint Val.

El proyecto es diseñado para ser construido en madera y acero, el puente presenta una cubierta ajustable para optimizar el control lumínico y la recolección de aguas lluvia.

La decisión de utilizar la madera como material constructivo, se debe a que éste es un material ecológico, universal y tradicional. Un material que ocupa una posición de liderazgo con sus cualidades de sostenibilidad, flexibilidad, adaptación, eficiencia y estética, con respecto a otros materiales.

El resto de los materiales escogidos para la construcción del puente fueron el acero y el aluminio por su habilidad de crear una estructura aparentemente ligera que pueda soportar cargas pesadas. Los atributos estéticos restantes del puente fueron completados con vidrio.

Grandes ventanales permiten que la luz natural penetre en el interior, al mismo tiempo que crea una vista despejada del exterior. Las grandes ventanas dejan entrar la luz y permite tener unas vistas preciosas del entorno, en su interior el visitante no se siente atrapado. De este modo se mezcla lo moderno con las construcciones antiguas.

El puente albergará un museo, de este modo, revitaliza la zona, evitando que ésta sea una mera zona de paso.

El fácil acceso para este portal abierto permite revitalizar este barrio y crear un vínculo atractivo con el museo que se encuentra en los alrededores, uniendo a los visitantes poco a poco hacia este lugar de la “cultura” y, al mismo tiempo, ser un lugar de intercambios.

El proyecto incluye un café, restaurante, tiendas y un gran espacio para guardar bicicletas.

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