Consejos para ayudar a alguien recién divorciado

El matrimonio en tiempos modernos no es tarea sencilla, es por eso que a cualquiera le puede ocurrir que tiene que contener un amigo o familiar que acaba de pasar por un divorcio. No es fácil estar en ese lugar, y puede resultar desconcertante, en cuanto a cuál es la actitud a tomar. Con algunos consejos para ayudar a alguien recién divorciado, se puede tener más herramientas para manejar la situación.

Si realmente quieres ayudar, facilítale las tareas cotidianas. En especial si hay hijos, se hace muy difícil sostener las actividades de la vida normal, cuando se está atravesando por un momento de gran tristeza. Un buen amigo o familiar es aquel que se ofrece a hacer compras, que lleva algo para comer, que buscar a los niños de la escuela o sus actividades, y hasta ayuda en la casa con alguna pequeña tarea para mantener el orden y la limpieza. Es probable que al principio, la persona no desee salir de la cama, pero no puede hacerlo así que colaborar para que su día a día siga funcionando, será siempre bien agradecido.

Cabe señalar que es importante tener en cuenta en todo momento que el problema es de la otra persona, hay que saber mantener cierta distancia. “Puedes empatizar y hablar sobre cómo te relacionas con lo que está sintiendo, pero no pretendas ingresar en su cabeza, pues parecerá que eres una sabelotodo que usa la pérdida del otro para hablar sobre sí misma”, señala una especialista. Es importante darle apoyo, pero con algo de objetividad.

La sensación de pérdida tras un divorcio puede ser devastadora. Es importante recordarle a la persona que necesita ocuparse de sí misma, dedicarse momentos para reconfortarse y cuidarse. Quizá no al principio, pues es necesario atravesar el duelo, pero en algún momento necesita que las personas cercanas le brinden estímulo para estas cosas. Invita a esta persona a que te acompañe en actividades que la hagan sentir bien.

Si ves que tu amigo o familiar tiene dificultades para atravesar su divorcio, se le puede sugerir que consulte con un psicólogo profesional. A veces, es necesario el acompañamiento terapéutico para evaluar por qué sucedió, y qué se puede mejorar en vistas de futuras relaciones.

Un buen amigo no sólo escucha, sino que lo hace sin juzgar. Decir ‘Te lo dije’ o ‘Yo sabía que esto iba a pasar’, no ayuda y sólo incrementa la culpa en la persona afectada. No se debe sonar como un padre regañando a un niño, es sumamente inadecuado. Sin embargo, se debe hablar con honestidad, pero desde la comprensión y el respeto, no desde la crítica.

Eso es lo que puede ayudar a que se supere y salga de la experiencia como una persona fortalecida.
Un buen amigo, por último, no presiona. Es importante respetar los tiempos de duelo de la persona afectada, sin insistir con que “no llores”, “debes reírte”, “vamos a salir” y muchísimo menos “te presentaré a alguien”. Todo ello requiere de tiempo, que es diferente para cada persona. Acompaña a tu ser querido a atravesar el proceso sin empujarlo a lo que todavía no está listo.

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