Tres preguntas para hacerte antes de consumir alimentos congelados

El ritmo de vida que nos propone la modernidad nos obliga a hacer uso cotidiano del congelador, electrodoméstico que ha tomado el mote de imprescindible en la vida de todo hogar.

En innumerables ocasiones, nos preguntamos acerca de la calidad que reconoce el alimento congelado, y por supuesto, de los beneficios que se desprenden de su consumo en relación a su variante fresca. De todas formas, ésta no es la única pregunta que vale la pena realizarse en función de ello, y para orientarnos un poco más al respecto proponemos las tres (3) más interesantes. Comencemos…

Tres preguntas para hacerte antes de consumir alimentos congelados

 

1) Un alimento para consumo: ¿es mejor fresco o congelado?

Pues bien, la primera pregunta que debes hacerte es acerca de la forma en la que tomarás el alimento antes de ser consumido: ¿fresco o congelado? ¿Cuál es mejor?

Si el alimento se manipula de forma correcta, no tiene por qué perder sus propiedades beneficiosas al momento de congelarse. Ocurre que no por ello debemos dejar de reconocer que algunos pequeños cambios son susceptibles de ser observados, sobre todo en lo que refiere a olor, sabor y textura del alimento.

En definitiva, si se manipula correctamente, nunca pierde la cadena de frío y se descongela en forma adecuada, el alimento será igual de benévolo en cualquiera de sus dos variantes.

 

2) ¿Por qué son más baratos los alimentos congelados?

Lo que aquí proponemos es un curso acelerado  (aceleradísimo) de economía y debemos decir que el precio de los alimentos congelados es más barato y esta situación guarda relación con la ley de oferta y demanda. Los alimentos que se congelan se disponen de esa manera en momentos en que en el mercado existe un excedente de ellos, es decir, en tiempos en que la oferta supera a la demanda de los mismos.

Si no existiese este medio de conservación de los alimentos, es preciso saber que mucho de él se perdería, dando paso a un desperdicio tan indeseado como nocivo.

 

3) ¿A qué nos referimos con mantener la cadena de frío del alimento?

Pues bien, mantener la cadena de frío de un alimento implica reconocer que una vez congelado, la temperatura del mismo deberá siempre oscilar entre los -25º y -18º C. De momento en que el alimento sale del congelador, tendrá que llegar a manos de su consumidor en ese rango de temperatura y es de esa manera como se logrará no romper la cadena de frío del mismo.  Por cierto, vale advertir que si esa cadena de frío se perdiera, corremos el riesgo de que al interior del alimento se reactiven microorganismo que lo configuren como nocivo para nuestra salud.

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