Diógenes, el filósofo de la soledad

Diógenes fue un filósofo que vivió durante el siglo IV a.C., se distinguió por su rechazo hacia las normas de convivencia social, lo que lo hizo recluirse en su morada (representada en algunos frescos, como un tonel, donde dormía casi desnudo, con aspecto sucio y desprolijo).

Diógenes, el filósofo de la soledad

Su singular forma de vida dio el nombre a una afección psicológica llamada Síndrome de Diógenes. Esta enfermedad afecta especialmente a los ancianos a partir de los 65 años aproximadamente, e incluso antes. Está referida a una negación del entorno social, temor extremo a interactuar con otras personas (misantropía), lo que los lleva a un estado de soledad absoluta.

En muchos casos comienza con un hecho traumático como la muerte de un pariente muy importante para la vida psicoemocional de la persona, o el rechazo de la familia, la pérdida de un trabajo luego de muchos años de ocupación, la caída en un estado de carencia generalizada, etc.

Lo cierto es que las personas afectadas (en su mayoría hombres) se internan en un mundo interior de gran soledad y aislamiento, sin que sean notados por los demás, quienes creen que sólo se trata de personas antisociales, y así completan su mundo vacío de afectos, a través de la acumulación compulsiva (siglomanía), no solo de objetos que al principio coleccionan, sino incluso de basura.

En algunos casos, se sustituye la carencia a través de la adopción de animales de toda índole, incluso peligrosas serpientes. Las mascotas también sufren el hacinamiento y la falta de cuidados y alimentos, por lo que suelen ser recuperadas por algunas entidades protectoras. Es lastimoso ver a estos ancianos sufriendo la separación de sus mascotas, aun cuando sea por su propio bienestar.

En casos en que no hay carencia económica, la acumulación se cumplimentará con las compras compulsivas de ofertas televisivas, cupones, etc., entonces los familiares suelen tomar el control de sus cuentas a fin de evitar el constante derroche de sus patrimonios.

Nada puede descartarse, todo es exageradamente valioso para quien padece este síndrome; por ello resulta tan difícil ayudarlos a comprender que su hogar debe ser aseado y vaciado de cosas perniciosas para su salud. La recuperación de los espacios suele preocuparlos demasiado, ya que precisan llenar los vacíos en forma constante.

El desinterés total por la vida social, se complica con una tendencia a la falta de higiene personal y del hogar, que llega a extremos letales para la supervivencia de la persona. La dejadez  desencadena infecciones, alergias y la proliferación de plagas que afectan también a los vecinos y familia.

Es posible ver a dos ancianos contagiarse de este síndrome y sólo la ayuda profesional terapéutica puede dar una respuesta a esta compleja enfermedad.

Lo que lleva a estos individuos a este estado extremo, es posiblemente la falta de afecto por parte de seres queridos o la ausencia por fallecimiento de una pareja, padres o hijos.

Una enfermedad generada por el sentimiento de soledad más extremo nos muestra la importancia de los sentimientos y de la compañía afectuosa en la vida de todo ser humano.

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