Consejos para encausar conflictos con un socio

En ocasiones, negocios que marchaban sobre rieles han fracasado porque los socios del emprendimiento no han sabido llevarse bien. Como toda relación humana, tener un socio implica vincularse con otro, donde las diferencias son inevitables y así, tener que lidiar con ellas tiene mucho que ver con el éxito a largo plazo del emprendimiento.

Como cualquier relación en la vida, además, una comunicación fluida, sincera y respetuosa es la base de todo, lo que permite construir la confianza. Si existe buena voluntad de ambas partes, no hay diferencias que no se puedan limar, e incluso existen perfiles profesionales de consultores, mediadores o conciliadores a los que recurrir si el conflicto entre socios se escapa de las manos.

Conocer si se puede confiar en el socio implica analizar algunos aspectos de su persona, como si tiene una forma de ser clara y sincera, si se compromete con lo que se involucra, si cumple lo que dice, es consistente en su trayectoria, es coherente con lo que dice y con lo que hace. También hay que considerar los aspectos profesionales del socio, es decir, su desempeño en cuanto a la calidad de su trabajo. Ser humildes y flexibles hará que ambos socios tengan una relación más fluida.

Algunos socios prefieren prevenir posibles problemas incluyendo protocolos de actuación, cláusulas o fórmulas como el arbitraje dentro los estatutos de la empresa. Es una alternativa que merece la pena considerarse. Cuanto más claras y estructuradas estén las pautas de desempeño de cada uno de los socios dentro de la vida de la empresa, más se minimiza la posibilidad de conflictos.

Es buena idea contar con un tercero que ayude a objetivizar estos conflictos. Tener la figura de un mentor, asesor o conciliador con quien se reúnan periódicamente hará que los conflictos se resuelvan más rápido. Además, ayuda a evitar que los socios se acusen entre ellos de tomar decisiones incorrectas.

Tomarse el tiempo suficiente para hablar sobre lo que es importante para cada uno puede prevenir conflictos en el futuro y fallas en la comunicación. Es ideal que este ejercicio se lleve a cabo en el principio, cuando ambos están emocionados y comprometidos con la empresa.

Es necesario distribuir el trabajo y atribuir responsabilidades a cada miembro, para que no exista resentimiento en cuanto a que los socios no se esfuercen de manera conjunta. Se recomienda que en lugar de dividir las tareas a la mitad, uno de ellos podría enfocarse en el marketing, mientras que el otro lo hace en las operaciones, atendiendo a las características de cada uno.

Claramente, las decisiones deben tomarse de a dos, aún aquellas que puedan parecer menores, es una forma concreta de evitar conflictos y acusaciones en un futuro.

Finalmente, es importante evitar dar concesiones sin recibir nada a cambio. Si ante una decisión, uno está menos convencido que el otro, se puede negociar un acuerdo a cambio de algo. Así, si uno no está convencido de contratar a un empleado que al otro le interesa, se puede negociar un período de prueba de tres meses, así los dos se sentirán contemplados en la decisión.

Estas pautas pueden ser un punto de partida para que los conflictos se diriman de forma sana y se conserve una buena relación con el socio, pero, en última instancia, que esto suceda depende de la buena voluntad de ambos.

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