¿Cómo superar la decepción?

¿Quién no se ha sentido decepcionado más  de una vez? La decepción puede causarla la ruptura de un noviazgo, matrimonio, un despido laboral, la traición de un amigo y todo tipo de infortunio que acontece en la vida.

Los sentimientos que trae la decepción consigo son la impotencia, irritabilidad, bronca o rabia, y por supuesto un sentimiento de frustración, al creer que no hemos actuado de la manera adecuada.

Cuando nos decepcionamos nos enojamos con nosotros mismos y  le echamos la culpa de repente a quien más queremos al descargar esa bronca que nos habita. Llegan los malos pensamientos  de la mano del pesimismo, pensando que la próxima vez nos irá peor y así creamos un circulo vicioso del cual no logramos salir.

 

¿Cómo superar la decepción?

Todo esto sucede por esperar más de lo que esperamos y damos. No está mal dar ni aguardar un resultado exitoso. La cuestión es poder asumir que algo no salió de la manera planeada y que no somos culpables de ello,  sino que las cosas no siempre funcionan y esto es normal en todos los aspectos de la vida. Por ello no hay que caer en la depresión y el desanimo y tratar de sentir la decepción como algo natural que se presenta muchas veces a lo largo de los años.

El primer paso es no decaer, no derrumbarse y asumir los motivos por los cuales algo no salió como lo esperábamos y recobrar la confianza , la autoestima y valorarse al tiempo que se toma una actitud positiva. El objetivo es recuperarse, superar  dicha decepción y convencerse de que nos merecemos una segunda oportunidad. No importa cuántas veces nos hayan decepcionado. Sí interesa saber que podemos avanzar confiando más y elevando la autoestima como la propia seguridad.

Un segundo paso es aquél de reconocer que una decepción acarrea una excelente lección de la cual aprender y mucho si agudizamos la observación y la percepción como asimismo la comprensión. Cada vez que sufrimos una decepción creemos haber sido engañados pero no siempre es así. La mayoría de las veces pasamos por este fuerte sentimiento por haber volcado en una persona o tarea una sobrecarga de expectativas. Y ante los resultados contrarios que obtenemos nos tornamos más vulnerables de lo normal.

No obstante no hay que desesperarse. Es necesario alcanzar un grado de madurez necesario para con absoluta confianza, combatir los sentimientos de resentimiento, la angustia.

Finalmente, deviene indispensable no asilarse, sino vivir la decepción como una experiencia que suele acontecer, aprender de ella, aceptarla y efectuar aquellos cambios que creamos sean necesarios manteniendo una mente bien abierta y una actitud altamente positiva. Lo esencial es sacar provecho de una mala experiencia, recobrar valor y jamás caer en miedos y sí  creer en uno mismo, en lo que somos y en todo lo que somos capaces de lograr.

Tampoco las críticas serán beneficiosas.  Es fundamental reconocer las fallas de manera sincera y afrontar la decepción con la frente bien en alto, superarla y creer que existen otras oportunidades que se han de abrazar con sumo amor. Un ingrediente que no puede faltar para que la autoestima y la autovaloración se mantengan bien en alto.

Todos somos capaces de enfrentar decepciones si aprendemos a conectarnos con nuestras emociones internas, a manejarlas de manera adecuada y a no acumular sentimientos que obstaculicen las mismas. Una decepción nos hace más fuerte y es una fuente de aprendizaje que hemos de desarrollar durante toda la vida.

Sea el primero en comentar

Deje un comentario

Tu dirección de correo no será publicada.


*