Cómo será la vida en el año 2020

¿Cómo viviremos en 2020? ¿Serán las casas realmente eficientes, domóticas y respetuosas con el medio ambiente? ¿Cómo distribuirán sus espacios? ¿Cuál será su decoración y sus acabados?

El arquitecto Carlos Lamela diseñó una propuesta para “la casa del futuro”. Hogares más pequeños -reducidas hasta en un 25%-, adiós al tabique de ladrillo, aprovechamiento extremo del espacio… Son algunas de las propuestas surgidas del imaginario de estos diseñadores de casas.

Por otro lado, siete especialistas en decoración e interiorismo, arte, materiales de construcción, urbanismo, energías renovables, psicología y tecnología para el hogar aportan su visión sobre las futuras viviendas.

La vivienda de tipo medio en España se verá sometida a profundas, aunque lentas, transformaciones en los próximos años. Eso es, al menos, lo que opina el arquitecto Carlos Lamela. Las aplicaciones tecnológicas, las transformaciones en el núcleo familiar y, sobre todo, el elevado precio del suelo están en la base de tales cambios.

La última -revolución- en el sector se produjo en los años 60, según el arquitecto, con la irrupción en escena de una amplia clase media que demandaba una serie de nuevas prestaciones a su vivienda: dos cuartos de baño -el principal en el dormitorio-, el comedor unido a la cocina, la presencia de tendederos…

En el futuro más inmediato los cambios vendrán de la mano de la necesaria reducción de los espacios, -un 20% menos, como mínimo, hasta alcanzar los 65 metros cuadrados de media-. Todo un problema, si tenemos en cuenta que los españoles somos cada vez más altos, que se habrá de resolver haciendo uso de soluciones imaginativas con el fin de prescindir de ciertos espacios y dotar a otros de un carácter polivalente. Imaginación, originalidad en el diseño o tecnificación son algunas de las claves del futuro.

Sirvan como ejemplo las transformaciones que verán la luz en los -espacios húmedos- del hogar. Desaparecerá la bañera, cediendo su espacio a la ducha, y las piezas sanitarias serán de menor tamaño integrándose en el conjunto del cuarto de baño hasta el punto de que éstos casi se convertirán en una única pieza, un -set- completo e indivisible.

También la cocina será distinta, algo así como un mueble más, integrado en el espacio del salón.

La necesidad de optimizar el uso de los escasos espacios disponibles propiciará la desaparición de algunos electrodomésticos como tales aparatos independientes: el televisor se integrará en las paredes o en otros utensilios, como en la nevera, y se extenderá el uso de las lavadoras que, a su vez, secan y hasta planchan.

Las aspiradoras serán sustituidas por conductos de aspiración repartidos por todo el inmueble. Los armarios, porqué no, podrían estar ubicados debajo de las camas, aprovechando el espacio vacío entre éstas y el suelo. Y en los falsos techos se podrían diseñar espacios para el almacenamiento de enseres y pertenencias de los inquilinos.

El futuro cercano en el sector inmobiliario pasará también por un amplio recurso a la domótica a la hora de regular las funciones vitales de la vivienda: la creación de un clima artificial, por ejemplo. El respeto por el medio ambiente se garantizará a través del uso de nuevos materiales ecológicos o la adecuación de los procesos de evacuación de residuos y de gases, así como de la inexcusable utilización de energías renovables.

Flexibilidad como eje para definir la configuración de los espacios interiores futuros. Desaparece el ladrillo, dando paso a las mamparas desmontables y reubicables, según las necesidades. Una solución capaz de transformar totalmente la vivienda en apenas unas horas y con menor esfuerzo.

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