YouTube acapara el mercado infantil, pero, ¿qué pasa con Latinoamérica? (Parte 2)

YouTube ya ha surgido como una alternativa a los servicios de televisión de todo el mundo, en especial para el público infantil. Millones de pequeños buscan en YT tutoriales de Minecraft, videos musicales y dibujos animados online. Sólo en Inglaterra, un 20% de niños pre-púberes ya tienen suscripción a más de 50 canales de YT. Pero, ¿en qué situación se encuentra Latinoamérica ante esta expansión de contenido YT anglosajón?

 

Latinoamérica: un YouTube “diferente”

Por más que nos sea doloso admitirlo, todas las revoluciones mediáticas han sido traídas del ala del mundo anglosajón. Y, con ella, no sólo se “inmiscuyeron” nuevas terminologías (muchas veces incómodas para traducir) que se han ido naturalizando en nuestro idioma castellano. Tal es así que la RAE no sólo ha reconocido miles de dichos términos, sino que reconoce como denominación correcta y estandarizada del idioma al “Español”, dejando al “Castellano” de lado (de modo de implementar una facilidad en el mundo 2.0, donde el idioma es referido como Spanish).

Para un niño latino conocer y dominar el idioma inglés le proporciona una infinidad de contenidos de calidad en la web y, por sobre todo, en YouTube. La realidad es que cada revolución mediática ha exportado los modos de ver el mundo de una sociedad que difiere de la nuestra en miles de aspectos, desde los tradicionales (político, socio-económico, etc.) como así también en el espectro de las prácticas socio-culturales, que han sido “re-adaptadas” y “re-significadas” al ethos regionalista de cada sector de Latinoamérica.

Por ello en Argentina popularon los “floggers” a principios y mediados de los 2000 (que junto con los cybernautas mexicanos se han convertido en los primeros latinos en hacer “selfies”); en Ecuador se encuentras los creadores de un canal de sketchs de comedia muy popular; en España se han cosechado múltiples vlogers (recordamos los videos de “Mundo Oculto” o los más recientes de algunos YouTubers famosos) y en Chile ha nacido el YouTuber más famoso de latinoamérica (que destronó a la pionera Malena Pichot).

 

¿Esto quiere decir que sólo nos queda el papel de repetidores y recicladores?

Es cierto que podemos encontrar mucho material de calidad en YouTube y muchos tutoriales de calidad en nuestro idioma. Pero dudo que el público infantil esté accediendo a canales educativos o tutoriales. Es problema puede ser la adaptación del contenido, puede que las formas de presentación sean algo “sozas” y “poco coloridas”, desalentando a los niños a buscar conocimiento en YouTube, antes que los mismos canales de comedia y “videos de gatos graciosos”. Quizás lo que falla son la instituciones tradicionales, que deberían ostentar la autoridad para preocuparse por generar sentido crítico en dichas mentes en formación.

Porque todos tenemos el clic fácil, pero ésta vez nadie podrá culpar al cybernauta por sus elecciones en el material que observa. Cuando eramos sólo los adultos los que teníamos acceso illimitado al medio, la responsabilidad recaía sobre la persona detrás de la máquina. Hoy, ¿de quién será la responsabilidad de que un niño pierda sus preciadas horas de juventud en una pantalla bajo la extraña iluminación de un chileno gritando groserías y vociferando un mal chiste sin sentido? ¿Quién tomará dicha responsabilidad?

Mientras tanto, las emisoras de contenido infantil de la BBC y Disney para Cartoon Network y Nickelodeon están encontrando nuevas formas digitales para ofrecer sus espectáculos a los niños junto con sus canales tradicionales, mientras que nuevas empresas como Hopster y Toon Goggles han lanzado aplicaciones móviles para ofrecer espectáculos online.

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