Trolleo, luego existo: cómo es la personalidad de los trolls

Trolleo luego existo

Trollear no es muy cool como parece. Uno podría pensar que las personas detrás de cada trolleo que vemos por las redes sociales es un verdadero genio que siempre encuentra las palabras exactas para desatar una broma épica. Sin embargo, la realidad es muy diferente, y para demostrar cómo es la personalidad de los trolls, un grupo de científicos decidió someterlos a un análisis minucioso. Este fue el resultado.

El trolleo anónimo es divertido por múltiples razones: cualquiera podría estar detrás de una broma y las víctimas suelen perder los papeles o demostrar su completa ignorancia. Por supuesto, es divertido siempre y cuando uno no sea la víctima.

Pero más allá del entretenimiento, trollear también es una manera de sacar a flote los rasgos de nuestra personalidad, como prueba de ello tenemos los dos estudios científicos realizados por la University of British Columbia, quienes estudiaron a un grupo de usuarios que se dedican a trolear gente por las redes sociales.

 

Psicópatas, narcisistas y maquiavélicos

Así son los trolls que se esconden bajo el paraguas y aprovechan la menor oportunidad para mofarse y ofender a otras personas. Después de entrevistar a 1.215 personas dedicas al trolleo, la investigación asoció su comportamiento en tres grandes grupos:

  • Narcisistas: pertenece al primer grupo de personas con rasgos de empatía, egoísmo y vida antisocial. La mayoría pasa el día frente al ordenador y tiene pocos amigos.
  • Maquiavélicos: tienen una tendencia a manipular a los demás,  no se avergüenzan de su cinismo y utilizan a las personas para conseguir lo que quieren.
  • Psicópatas: no, no es una exageración, el comportamiento antisocial e impulsivo puede desatar la psicopatía como un trastorno de personalidad (algunos incluso mostraron rasgos sádicos).

Dedicarse al trolleo puede volverse una adicción. De hecho, la inversión promedio en Internet para escribir comentarios  trolear a la gente es de 1,07 horas al día.

Es lógico que un troll disfrute burlándose, ofendiendo y haciendo daño a los demás, este es el objetivo, mofarse de una persona y apuntar con el dedo vilmente para el entretenimiento del público.

Por supuesto, no hay una personalidad enteramente sádica, pero estamos hablando de primeros indicios que sacan a relucir el lado malévolo de los trolls, que además de alimentar su necesidad compulsiva y egoísta, también buscan reconocimiento social a través del anonimato.

No importa si el troll no es reconocido en la calle, basta con que todos hablen de su hazaña para sentirse complacido. Lo paradójico de este caso es que, al mismo tiempo que rechaza un vínculo social con el mundo real, también depende de la popularidad virtual para dar sentido a su existencia.

En pocas palabras, los trolls también viven su propia tragicomedia, una cruda realidad con la que conviven todos los días, una vida solitaria marcada por rasgos de narcisismo y psicopatía que son alimentados cada vez que toca el teclado.

 

Ahora que sabes cómo es la personalidad de un troll ¿Todavía te interesan los trolleos por Internet?

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