Cómo ser una empresaria exitosa

Cómo ser una empresaria exitosa

Cómo ser una empresaria exitosa

Cómo ser una empresaria exitosa. Las mujeres y su potencialidad.

 

Cuando pensamos en empresas, visualizamos exitosos hombres de trajes oscuros en escritorios frente a ventanales que dejan ver una gran ciudad. Esta imagen ha cambiado sustancialmente en la actual realidad económica.

La mujer se ha instalado en un sitio de privilegio, y es para quedarse. La revaloración de la empresa matriarcal tiene serios fundamentos. Los estudios científicos que evalúan la capacidad masculina y femenina para resolver problemas, encuentran que la competencia entre ambos ya ha cedido su lugar a la complementariedad.

Mientras los hombres lucen una excelente performance en la solución de problemas prácticos, enfocándose en un tema a la vez. Las mujeres exhiben una increíble capacidad para atender, organizar y analizar múltiples aspectos simultáneamente.

Una empresa lleva adelante un conjunto de cuestiones tales como: producción, promoción, difusión, administración, interacción interna de los empleados y jerárquicos, interacción externa de la empresa con el cliente y el entorno. Por lo que podríamos deducir que una mujer está naturalmente dotada para administrar recursos materiales y humanos en un escenario tan complejo como éste.

La administración hogareña, a menor escala, supone también el manejo de múltiples factores humanos, afectivos y materiales. Tal vez la gran carga cultural que aplastó las expectativas y los sueños de miles de mujeres en el pasado, acabó sirviendo de entrenamiento para este nuevo tiempo.

Ahora una mujer, sin necesidad de vestirse masculinamente, como fue en un principio, puede brillar en el mundo empresarial ya sea en un pequeño emprendimiento personal, como participando en grandes firmas como socia, sin dejar de dar su toque femenino al proyecto.

La natural fortaleza femenina aseguran la perseverancia y el trabajo intenso. Sin embargo hay un aspecto que podría transformarse en su “talón de Aquiles”, y es su intensa vida emocional. Los varones, ante una discusión, un fracaso o un error, simplemente dan vuelta de página y siguen adelante. Pero para una mujer, una discusión se torna algo personal y tardará un tiempo indefinido, para olvidar. Un fracaso puede sumirla en un estado depresivo temporal en que podría perder el terreno ganado debido al desinterés en que se sumerge. Un error podría ser interpretado como una incapacidad que mengüe su autoestima.

Por todo esto, es importante que, al iniciar un proyecto, la mujer se sienta segura, fuerte y sana emocionalmente, debe comprender que el mundo de los negocios no es un ámbito familiar, donde los afectos determinan las relaciones. El mundo empresarial es más frío e impersonal, de lo que una mujer sensible puede admitir, y no podrá llevar a delante sus objetivos, si no es capaz de adaptarse interna y externamente a este tipo de interacción.

Muchas grandes empresarias han demostrado que se puede atravesar la barrera emocional e incluso, hormonal de la feminidad. Pero esto no significa negar la condición femenina, sino, muy al contrario, hacer buen uso de ella. La clave es poder utilizar esa sensibilidad e intuición que le son innatas, como un arma a favor para comprender mejor los procesos, adelantar reacciones, prevenir problemas, tal como, naturalmente suele hacer en su hogar al llevar adelante la relación de pareja, con los hijos y el entorno.

Si de ideas se trata, la mujer siempre lleva la delantera, porque su inquieta mente jamás se detiene a la hora de crear e innovar. Y si de administrar se habla, es la campeona en hacer rendir los recursos de la economía familiar, hasta límites surrealistas.

Capacidad, presencia, intuición, creatividad, organización y humanismo, son características distintivas de una empresa que crece de la mano de una mujer.

 

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