Las reglas de oro de las finanzas personales

A la hora de administrar los ahorros, muchas personas se sienten desconcertadas, no saben muy bien cómo manejar las finanzas personales. Con el fin de darles algo de orientación, estas son las reglas de oro que las rigen.

 

La regla del dos y el valor de tu tiempo

Esta regla permite conocer cuánto se gana por cada hora trabajada. Para ello hay que tomar el sueldo anual – que corresponde al sueldo mensual multiplicado por 12 –, sacarle las últimas tres cifras y luego dividirlo por dos. Ejemplo: 7.500 pesos mensuales son 90.000 pesos anuales, al retirar los últimos tres ceros da 90, que dividido por dos, es 45: es la suma que se gana por hora trabajada.

 

La regla del 70 y la inflación

En países con altos niveles inflacionarios, esta regla permite saber cuánto es el tiempo que tarda la inflación en reducir a la mitad el valor real del dinero, teniendo en cuenta que todo dinero no invertido está destinado a perder valor a paso acelerado.

Para saber cuándo una suma de dinero tendrá un valor real de la mitad del que tiene hoy, se debe dividir el número 70 por la cantidad de inflación esperada. Si se estima que la inflación para este año y el próximo será del 25%, entonces al dividir ambos números el resultado es 2,8. Significa que en poco menos de tres años, una cantidad de dinero tendrá la mitad de poder adquisitivo del que tiene hoy.

Así, una suma de dinero guardada en una alcancía – por ejemplo – es decir, que no se invierte, dentro de menos de tres años servirá para comprar la mitad de lo que hoy se compraría con ese dinero.

 

La regla del 72 y las buenas inversiones

La regla del 72 es similar a la vista anteriormente, pero en este caso nos indica la cantidad de tiempo necesario para duplicar el dinero invertido en función de la tasa de rentabilidad obtenida.

Por ejemplo, si se invierte dinero con una rentabilidad anual del 19%, al dividir 72 por ese número el resultado es 3,8. Esto significa que para duplicar el capital se requerirá 3,8 años. Esto se cumplirá siempre y cuando el interés percibido se capitalice, es decir, sea reinvertido en la misma inversión a la misma tasa.

Pero esta regla funciona a la inversa, es decir, si en vez de dividir la tasa de rentabilidad por la rentabilidad percibida se divide por el número de años que se estima invertir el dinero, el resultado será igual a la tasa de rentabilidad necesaria para que ese capital se duplique.

Así, si la idea es invertir el dinero por cuatro años, se divide 72 por ese número y el resultado es 18. Significa que la rentabilidad anual que se necesita para duplicar el capital en ese plazo, es del 18%.

 

La regla 80/20: óptimo de pareto

Wilfredo Pareto fue un prestigioso economista y sociólogo que vivió entre 1848 y 1923, y su contribución a la ciencia se conoce hoy como «La distribución de Pareto», también llamada la “regla 80/20”.

Esta regla permite explicar las razones por las cuales el 80% de la riqueza del mundo es producida y obtenida por el 20% de la población mundial, pero luego se descubrió que podía aplicarse la misma proporción a una lista importante de sucesos, como por ejemplo:

  • El 80% de los beneficios de una empresa proviene del 20% de sus productos y clientes.
  • El 80% de las ganancias en la bolsa corresponde al 20% de los inversores que invierten en ella.
  • Finalmente, el 80% de los resultados laborales son producto del 20% de la utilización de nuestro tiempo.

Esto significa que es importante detectar cuál es ese 20% de nuestro esfuerzo que es realmente productivo para potenciarlo y con ello duplicar nuestros ingresos reduciendo a menos de la mitad el tiempo empleado.

 

La regla del 120 para los que invierten en bolsa

Esta regla es una herramienta de los asesores financieros que permite realizarles sugerencias a los clientes sobre la distinta ponderación de acciones y bonos que tienen que tener en su cartera en función de su edad.

Se debe restar la edad al número 120, y esa es la cantidad porcentual que debería invertirse en acciones, mientras que la otra parte debería invertirse en bonos.

Esto implica que para una persona de 60 años, la cantidad a invertir en acciones es el 60% de su cartera, que es el resultado de 120 menos 60. El otro 40% debería estar invertido en bonos.

Esta regla se cumple debido a que cuando una persona es joven, puede asumir más riesgos con respecto a sus inversiones ya que en esa etapa, tiene aún la posibilidad de continuar trabajando para reponer una potencial caída en el precio de las acciones que tiene en cartera.

Esto significa que para alguien de 20 años, se recomienda estar invertido 100% en acciones, ya que 120 menos 20 da 100.

En cambio, para una persona de 80 años, el porcentaje a invertir en acciones es de 40%, ganando mayor ponderación lo invertido en bonos (el 60% restante).

Estas pequeñas reglas no deben tomarse como exactas, pero permiten tener una noción de aspectos de relevancia, en relación a las inversiones, el daño de la inflación en el dinero no invertido y lo ganado por hora trabajada, entre otras cuestiones sobre las que decidir.

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