¿Qué es la depresión clínica? (Parte 2)

Muchos aspectos genéticos están implicados en la posibilidad de padecer depresión, lo que se trata de una irregularidad de ciertos genes que pueden ser pasados de una generación a otra. Podríamos decir, que tiene un cierto grado de posibilidades hereditarias. Una persona con depresión aguda, tiene más posibilidades de engendrar descendencia, con las mismas características genéticas defectuosas, que alguien que no posee depresión. Pero esto no es una regla, no siempre ocurre así, ya que es algo completamente complejo y pueden darse múltiples posibilidades.

Si la disposición genética condiciona el funcionamiento de los órganos, entonces podemos ver a la depresión como una condición de la cual el individuo no tiene control, ya que su cuerpo funcionaría como está dispuesto a que lo haga, pero vamos a simplificar.

Existen genes que son los encargados de la regulación del neurotransmisor “Serotonina” (este, está altamente relacionado con los sucesos depresivos). Cuando se posee una versión defectuosa de este gen y se es sometido a circunstancias desfavorables en la vida o sucesos que generan mucho estrés, es casi seguro que esta persona colapse, y su estado de ánimo en declive, supere su fuerza de voluntad. Si invertimos la situación, suponiendo que se tiene la versión saludable de este gen, las respuestas ante estas circunstancias, serán afrontadas de otra manera, lo que indica una mayor tolerancia ante circunstancias problemáticas de la vida (entiéndase que los genes pueden determinar cómo reacciona nuestro cuerpo ante determinados sucesos).

Pero ¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando padecemos depresión?

Comprender el funcionamiento del cerebro cuando se experimentan episodios de tristeza aguda y crónica, nos permitirá tener una visión más realista de este problema.

La “Serotonina”, la “Noradrenalina” y la “Dopamina” son algunos de muchos neurotransmisores íntegramente relacionados con la depresión. Ellos se encargan de la regulación del sueño, el nivel de apetito, los estados de ánimo, el deseo sexual, la resistencia física, los aspectos motrices, etcétera. La disminución en la producción de estas sustancias, generan desequilibrios en estos aspectos, lo que origina los síntomas típicos de la depresión.

Las neuronas son estructuras cerebrales que forman una inmensa red de conexión, estas son como pequeñas ramificaciones interconectadas entre sí, formando una “red neuronal”. Pero las neuronas no están conectadas entre sí de forma directa, entre ellas hay un espacio que las separa, a este espacio se le llama “sinapsis”.

Impulsos eléctricos viajan a través de las neuronas llegando hasta la “sinapsis”, convirtiendo esas señales eléctricas en moléculas neurotransmisoras, que se conectarán con la siguiente base neuronal. Cuando la cantidad de neurotransmisores que se producen en la “sinapsis”, no es la específica, como respuesta, se generan desequilibrios que afectan el comportamiento del individuo.

Cada zona en particular del cerebro, es encargada de determinados aspectos, como la falta de, por ejemplo, “Serotonina” carece en dichas regiones, el sujeto afectado puede experimentar:

  • Dificultades en la capacidad de concentración: lo que le impide leer y estudiar con eficacia.
  • Falta de apetito o exceso del apetito: esto puede significar un deterioro alimenticio o en el caso contrario, aumento de peso.
  • Tristeza aguda o crónica: pueden sentirse sensaciones de culpa y tristezas continuas, sin la necesidad de que ocurra algo que pueda justificarse. También se generan preocupaciones por el porvenir del futuro y se crean ideas psicóticas en torno a ellas.
  • Anhedonia: perdida del interés en las actividades que anteriormente nos agradaban, como deportes, ocio, distracciones, entre otras.
  • Disminución de la capacidad motriz y del estado físico: las habilidades motoras disminuyen y la resistencia física al cansancio nos impiden hacer actividades deportivas con normalidad. Hasta un punto de abandonarlas por la falta de control que se tiene sobre el propio cuerpo.
  • Desequilibrio en el deseo sexual: aumentándolo en muchos casos o disminuyéndolo en otros.

Otros de los síntomas pueden ser:

  • Dificultades en la toma de decisiones.
  • Insatisfacción por lo que se hace y por lo que se logra.
  • Ideas suicidas y pensamientos negativos hacia sí mismo.
  • Perdida de la densidad ósea y deterioro a nivel neuronal.

 

¿Qué es la depresión clínica? (Parte 1)

Sea el primero en comentar

Deje un comentario

Tu dirección de correo no será publicada.


*