¿Dónde está el piloto? Por qué actuamos automáticamente

¿Por qué actuamos automáticamente?

¿ Por qué actuamos automáticamente ?

Por qué actuamos automáticamente. El piloto automático.

Todos hemos vivido situaciones en las que hacemos cosas sin estar conscientes. Cruzamos calles, cocinamos, conducimos, nos bañamos, trabajamos, sonreímos, sin estar realmente presentes. En algún momento, las múltiples ocupaciones nos llevaron a incorporar el hábito del piloto automático y aunque suele parecernos divertido, tiene implicancias que nos afectan directamente. Nuestra salud física, emocional y mental se ven comprometidas por esta conducta en diferentes niveles y aspectos.

¿ Por qué actuamos automáticamente ? Porque nuestra mente no se encuentra alineada con el tiempo presente, el aquí y ahora. Pendulamos desde un replay continuo de situaciones del pasado hacia un rediseño constante de futuros supuestos.

Nuestras emociones son arrastradas en este vaivén. Con  el pasado revivimos discusiones, traumas, charlas incómodas, nos arrepentimos un millón de veces y  culpamos a otros un millón más. Nuestro corazón se acelera, volvemos a sentir la ira, la tristeza, el dolor, transportándonos al pasado con avidez, relatamos a otros y a nosotros mismos una experiencia ya vivida, recreándola en detalle una y otra vez.

También nos obsesionamos con el futuro incierto, imaginamos ad infinitum todas las posibles consecuencias de cada hecho que vemos venir, o esperamos el aumento e imaginamos cómo gastaríamos ese dinero, imaginamos que nuestra pareja nos es infiel, o nos abandona, y  qué harán nuestros hijos en su futuro, cómo será nuestra vejez. Así se  genera un alto nivel de ansiedad, miedo, angustia, preocupación. Vivimos en estado de aprensión.

Este péndulo mental va de uno a otro estado y  pasa sólo fugazmente por el tiempo medio, es decir, el presente. Lo paradójico es que justamente el presente, es el único tiempo posible y es al que menos atención brindamos. El presente dura sólo un instante y ya es pasado, atraparlo es un don de las mentes conscientes.

No sólo nos perdemos el presente, sino que además nos evadimos de nosotros mismos. Se nos escapa todo lo real que tenemos. Por ejemplo, el día a día de los seres que amamos, el medio ambiente en que nos movemos, siendo incapaces de detenernos a mirar la luna, escuchar los pájaros que se lucen cantando desde los árboles cuando vamos camino al trabajo. No sentimos la brisa, ni hay tiempo para una sonrisa de más. Así también pasamos por alto nuestros procesos, comemos sin pensar, trabajamos sin observar, e incluso respiramos sin conciencia. Aunque la respiración es un proceso autónomo, es importante respirar en forma consciente.

Al estar concentrados siempre en la actividad mental, toda la energía bioeléctrica se fija en esa zona del cuerpo, atestando de descargas la corteza cerebral, generando rápidamente estados de stress cada vez más severos. Por otra parte, si toda descarga está en la zona alta, es sabido que la zona baja sufrirá la falta de esta vital energía. Si la respiración es corta y superficial, dos tercios de nuestros pulmones no contarán con oxígeno suficiente para depurar químicamente la sangre que llega desde los órganos, por lo que volverá a ellos sin oxígeno, produciendo el consecuente envejecimiento celular.

Hacernos conscientes del aquí y ahora nos permite atender estos aspectos, expandir la respiración nos dará oxigenación, estar presentes al comer mejora la digestión, estar atentos al  hacer el amor armoniza nuestras relaciones, trabajar conscientes optimiza nuestro rendimiento, disfrutar de lo que ocurre a nuestro alrededor nos provee una dosis de alegría constante. Si nos volvemos observadores de nuestro organismo, de nuestra forma de registrar la vida que pasa por nosotros,  lo seremos también de nuestros pensamientos y por ende, las emociones lograrán un sano equilibrio.

Al descender, la mente llevará consigo la energía, prana o chi, nutriendo todo tejido a su paso, regando vitalidad, permitiendo además el descanso de la corteza cerebral, menos sinapsis, menos pensamiento, más salud mental, mejor calidad de vida.

El pasado no es modificable, sólo puede aprovecharse como aprendizaje. El futuro no existe aún, debemos estar bien enfocados para proyectarnos hacia él sanamente. Todo llegará en el momento justo, de la manera apropiada.

El único patrimonio rentable que poseemos, es este instante. Las decisiones que tomemos ahora serán la base de futuras vivencias. Hoy viviste lo que decidiste en algún momento pasado.

Hay mucho por gozar cuando nos dedicamos a cazar momentos. No abandonemos nuestra vida en manos de un piloto automático. La consigna de este artículo es: Presente en el presente.

Ejercicio de conciencia:

Elige una actividad que realices cada día, todos los días, por ejemplo lavarte los dientes, bañarte, desayunar. Ahora  te desafío a limitar tu pensamiento sola y exclusivamente a esa actividad. No puedes pensar en nada más que tu desayuno o tus dientes. Si no lo logras enseguida, ten paciencia, tu mente debe aprender a no ausentarse dejándote en piloto automático. Persiste sin enojarte, diviértete venciendo a tu “mono parlanchín”. Hazlo durante una semana. Luego, en la siguiente semana agrega otra actividad similar y haz lo mismo. Intenta llegar a diez actividades conscientes. Así formarás un nuevo hábito que tu mente y tu cuerpo agradecerán, te sentirás más relajado y las cosas tendrán una nueva dimensión más manejable para ti.

Reitero: si no lo logras enseguida, ten paciencia, tu mente debe aprender a no ausentarse dejándote en piloto automático. Cuéntanos cómo te va, qué observaste al hacerlo, será divertido compartir experiencias.

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