Cada vez hay menos espacio disponible para crear reservas naturales en las ciudades. Un equipo de arquitectos propone crear hábitats adicionales para los animales terrestres y marinos en gigantescas torres similares a árboles situadas frente a las costas.
Imagine que vive en Barcelona, Vancouver, Hong Kong, Río de Janeiro o en alguna otra de las cada vez más densamente edificadas y pobladas ciudades enclavadas junto al mar en los cinco continentes del planeta, y que ahora está recorriendo una de sus avenidas costeras.
A unos centenares de metros de la costa observa una gigantesca estructura vertical similar a un árbol, que surge del mar y cuenta con varias plataformas vegetales situadas por debajo y por encima de las aguas, y que bulle de vida, aleteos y chapuzones.
Al mirar y escuchar este colosal árbol marino o “Sea Tree“, proyectado por el estudio de arquitectura neerlandés Waterstudio, el observador se sitúa de frente al verdor, la frescura y la naturaleza y da la espalda por unos instantes al humo, las multitudes, el ruido y el tráfico urbanos.
Esta reserva natural flotante, que puede construirse frente a las costas marítimas de las ciudades, será el hogar protegido de numerosos animales y plantas, ofreciendo una solución inédita para conservar la fauna autóctona y sus hábitats en algunas de las principales urbes del mundo.
El cambio climático y la urbanización ejercen una gran presión sobre el espacio disponible en las ciudades para abrir espacios naturales y nuevas zonas de parques, y el ‘Sea Tree’ ofrece a aquellas urbes que limitan con el mar la posibilidad de generar un hábitat adicional para aves, abejas, patos, murciélagos y otros pequeños animales e insectos amenazados y a su vez beneficiar el medioambiente a urbano”, aseguran desde Waterstudio.
Este innovador proyecto muestra que “la línea de costa ya no pone un límite a la expansión de la ciudad, sino que de hecho es su nueva frontera”, señalan desde este estudio con sede en Rijswijk, especializado en edificaciones en entornos acuáticos y dirigido por el arquitecto Koen Olthuis.
“Los primeros ‘árboles marinos’ podrían construirse en las aguas de la ciudad de Nueva York y solo estarán destinados a los animales siguiendo el proyecto original, ya que no está previsto diseñar estructuras de este tipo para uso de seres humanos”, señala a Efe la arquitecta Ankie Stam, de Waterstudio, quien participa en el proyecto.
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