Parejas WI-Fi: la nueva era de las relaciones interpresonales

Gestándose como una ola implacable, el cambio en la comunicación a nivel global está reconfigurando nuestras vidas desde hace un par de décadas. Y tal cambio se profundiza, filtrándose en las relaciones humanas de toda índole.

Es sabido cómo se ha redireccionado la atención general hacia Internet, y esto se observa en las cabezas inclinadas, mirando pantallas pequeñas, medianas y grandes. La obsesión por globalizar los sentimientos, difundir pensamientos, eventos y sensaciones, se estableció, tal vez, como una de las más grandes  adicciones a las que se enfrenta el ser humano. El ego es el gran ganador.

Y como es lógico, la pareja no se encuentra fuera de este nuevo juego.

 

Internet en la alcoba

La pareja se desnuda frente a miles de personas, exponiendo conflictos y emociones abiertamente, como jamás se hubiera imaginado. El tema es que al hacerlo, la intimidad queda reducida a espacios cada vez más pequeños.

Hoy el móvil es testigo activo del amor, la reunión y la separación. Una noche de pasión puede hacerse viral después de un par de comentarios. Así, la pareja sube al escenario global, sin más libreto que la vida diaria y al hacerlo,  queda expuesta al juicio de todos, otro gran vicio alimentado por la difusión masiva.

 

Celos y muros

El paraíso de los obsesivos que aman controlar la vida de sus parejas, abrió sus puertas cuando Internet dio acceso ilimitado a la vida social humana. Así se puede mantener contacto permanente y seguimiento estrecho de cada movimiento de la persona “amada”.

Es preocupante observar esta nueva forma de conflicto en las parejas, y su nombre es: “El Muro”. Se puede escuchar con frecuencia una discusión que nuestros abuelos jamás hubieran sostenido, referida a quién puso un “me gusta”, quién solicitó la amistad y ni hablar, cuando aparecen comentarios ambiguos sobre cualquier publicación.

Los celos se encuentran en su punto máximo cuando hay control sobre la lista de amigos de cada uno. Hasta el límite más bizarro: el celoso exige la gran prueba de amor… ¡la contraseña!

 

Bloqueos y desbloqueos

La posibilidad de bloquear fue creada como una herramienta, seguramente con fines de preservar la seguridad y tranquilidad de los usuarios, sin imaginar el verdadero uso que se le daría al correr el tiempo. No solo bloqueamos a quien nos molesta o no nos agrada, porque funciona muy bien cuando hay desacuerdos, distancias, enojos de cualquier tipo.

He observado parejas que se bloquean y desbloquean constantemente, envueltas en un torbellino de publicaciones, celos, y mensajes a toda hora, por miles.

Ciertamente, Internet parece generar tensiones crecientes en las cibernéticas parejas, que se desgastan entre peleas y reconciliaciones que se suceden mayormente en línea.

El sentimiento del amor puede haber sido gestado en línea, pero cuando quiere crecer, es también en línea donde ve su final.

 

Levantar la mirada para vivir

¿Será tal vez que la pareja debería recuperar el contacto de piel, de miradas, de bocas susurrando al oído? Dejar de verse en pantallas, utilizar los dedos para acariciar más que para teclear mensajes, disfrutar la alegría y compartir silencios y tristezas, sin utilizar emoticones. Los emoticones no abrazan con calidez, no sostienen una mano cansada, no sueñan sobre la misma almohada.

Gente mirando hacia abajo, gente que no se mira, gente que no ve las locas formas de las nubes. Se pierden el pájaro que los observa curioso, el perro amigable, el vecino que tampoco mira. Y sobre todo, se pierden momentos que ningún programa podrá archivar…

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