¿Cuánta tarea es mucha tarea?

¿Cuánta tarea es mucha tarea? Cuando los niños se encuentran sobrecargados, ¿cuánta es la cantidad apropiada de trabajo fuera del colegio Hace un par de años una noticia nos llamaba la atención: un grupo de padres franceses se declaraba en huelga de deberes por dos semanas en señal de protesta contra los “trabajos forzosos” fuera del horario lectivo. Argumentaban, entre otras razones, que las tareas en el hogar no sirven para nada, son antipedagógicas, causan tensión en las familias y obligan a los padres a ejercer de profesores. Además, sostenían, alargan la jornada escolar impidiéndoles a los niños, dedicarse a otras actividades como por ejemplo la lectura.

Las asociaciones de padres y madres de alumnos de España, apoyaron en aquella oportunidad dicha protesta y lanzaron un comunicado avisando que pensaban realizar una manifestación similar a la acontecida en el país galo. Cabe aclarar que los deberes o tareas están prohibidos en Francia desde 1956, cuando el Ministerio de Educación de aquél país aprobó una circular en ese sentido.

Este debate sobre si los deberes tienen más efectos positivos o negativos, especialmente si por su cantidad sobrecargan la vida del niño, se da desde hace muchos años en los sistemas educativos de todo el mundo, desde Estados Unidos a España.

En principio, existe la idea en la comunidad docente mundial de que las tareas sirven para inculcar en los niños el valor del esfuerzo personal y de la responsabilidad en su formación y educación. El número de tareas que habitualmente los docentes dan a los niños para que realicen en sus hogares (trabajos, investigaciones, lecturas, ejercicios de matemáticas o análisis morfológico de palabras) dan por sentada la utilidad o el beneficio que puedan tener en el proceso de aprendizaje de los alumnos.

Como parece ser muy difícil erradicar las tareas del sistema educativo y resulta un ideal por alcanzar, surgen diversas alternativas de parte de los especialistas en educación. Por ejemplo en algunas comunidades españolas se implementó la realización de tareas en clase y no en el hogar, con la supervisión y la guía de los maestros. En otras comunidades, se limitaron a dar ciertas características que deben tener las tareas para la casa, como por ejemplo: que sean motivadoras, que no sean discriminadoras y que jamás se utilicen como castigo.

En síntesis, mientras sus defensores sostienen que las tareas sirven entre otras cosas para inculcar el valor del esfuerzo, sus detractores afirman por ejemplo que: “la tarea no es de ninguna utilidad para aquellos que no entienden lo que están haciendo” y que “hay chicos que pierden el interés en el aprendizaje por el rechazo a seguir trabajando otro turno después de salir de la escuela y la tarea les resta tiempo a otras actividades recreativas, a la creatividad y a los momentos dedicados al juego, en definitiva, a que sean chicos” sostiene Alfie Kohn, educador norteamericano y autor del libro “Por qué nuestros chicos reciben mucho de algo”.

Es un debate muy presente en el ámbito educativo mundial, por un lado es importante que los niños sepan cuáles son sus obligaciones, pero también deben tener tiempo para jugar, disfrutar de sus familias y no sufrir de estrés. Para lograr un cierto equilibrio la profesora de Educación de la Universidad de Nueva York, Diane Ravitch propone que “las tareas no deben ser excesivas. Los niños necesitan tiempo para jugar y socializar con los amigos. Para los niños en los primeros cursos, no más de 10 minutos al día. En ningún caso debe exceder las dos horas diarias al final de la primaria”. También admite que “algunos deberes pueden ser buenos, como leer libros, escribir ensayos y también ficción, o elaborar proyectos de ciencia”.

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