Los aspectos evolutivos del hombre a lo largo de la historia – (Ardipithecus)

La vida sigue su curso natural, las especies no hacen más que sobrevivir, el paso del tiempo trae consigo cambios climáticos y modificaciones geográficas. Mientras tanto nuestros ancestros siguen su senda en la línea evolutiva, sin siquiera saberlo y casi por accidente, construyen a cada paso que dan, la consecuencia de la actual forma de vida, la naturaleza solo sigue su curso… El género Ardipithecus aún sigue conservando grandes características simiescas, sobre todo en aspecto estético. Basándose en la representación gráfica a partir del hallazgo arqueológico de “Ardi” (el grupo de restos fósiles que componen un %45 de la totalidad de la estructura ósea), nos arrojan un conjunto de evidencias que nos permite dilucidar como era su comportamiento, dieta y forma de vida.

Por empezar debemos saber que se han clasificado dos especies dentro del género Ardipithecus: Ardipithecus kadabba y Ardipithecus ramidus. La mayoría de los hallazgos fósiles se han hecho en Etiopía y sus dataciones corresponden a 4 y 5 millones de años respectivamente. El interesante hallazgo de “Ardi”, es el que arroja más clara luz sobre los inicios de la bipedación, sin embargo, todavía existen razones para determinar los propósitos de esa actitud locomotora. Se sabe con certeza que Ardipithecus ramidus hacía uso de sus dos patas traseras como soporte para alternar entre un andar erguido y un andar cuadrúpedo entre los árboles. Se estima que durante su andar sobre el suelo, hacía en mayor o menor medida uso de postura erguida, esto lo demuestra el foramen magnum, vértebra y cadera hallados.

Junto a los restos fósiles de Ardipithecus, se hallaron fragmentos óseos pertenecientes a otras especies de animales que vivieron paralelamente, su morfología y estudio indican que habitaban en ambientes boscosos, este dato, además de la dentadura de «Ardi», nos habla de que su hábitat y dieta se ubicaban en zonas arboladas, rodeadas de frutos y alimentos blandos.

Esto complica aún más las cosas, ya que se sostenía que la sequía y presencia de sabana durante el Plioceno, obligó a que la vida pasara de los árboles al suelo, precisamente por la ausencia de los mismos, y es ahí, en el suelo, en donde se da lugar a una nueva forma de andar. Pero en este caso la teoría es diferente, ya que se justifica la presencia de ambientes arbolados separados por espacio secos y que la adaptación de la nueva postura erguida, está más relacionada con comportamientos comunes, como erguirse para alcanzar frutos, para observar el horizonte de posibles amenazas o para mantener un perfil agresivo. Andar en dos patas suponía una ventaja enorme en cuanto desarrollo de inteligencia, pero una desventaja en cuanto a desplazamiento, ya que el traslado sobre cuatro extremidades, común en los mamíferos, siempre es más rápida que sobre dos.

No sabemos con certeza que fue exactamente lo que incentivó a estos seres a querer vivir de pie, pero sabemos que su uso, tuvo inicios tambaleantes, tuvo que aprender a desplazarse de esta manera y en ello encontró seguramente resultados favorables.

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