Los escritores y sus propios demonios e infierno internos

Alejandra Pizarnik

Los escritores y la locura siempre han ido de la mano en su gran mayoría. El arte de las letras es un universo  misterioso, y la vida de cada escritor ha sido y es por lo general trágica y existen  muchísimos casos. Uno de ellos por ejemplo es el del famoso filósofo de todos los tiempos y aun el más leído, F. Nietzsche, una vida turbia, desgraciada.

Sus libros son estupendos y “El día que Nietzsche lloró” en donde él mimos dice “el tiempo me ha devorado”, deja una gran huella de lo dramática que ha sido su vida. Terminó solo, muriendo solo. ¿Se lo buscó como dirían muchos?  Todas serán meras especulaciones. Lo cierto es que volcó su talento en las páginas blancas de tantos y tantos éxitos que han de pasar a la historia, en tanto su vida  de la mano de su enfermedad terminó siendo  un verdadero calvario.

Alejandra Pizarnik, otra talentosísima escritora que plasmó sus letras de  forma maravillosa y dejó un gran legado, pasó por este mundo viviendo en la más profunda tristeza y desamor. Su homosexualidad, sus tormentos, sus amores no correspondidos, demonios internos que pudieron más que la hermosura de la vida. Estableció lazos con Cortázar, Octavio Paz y muchos escritores importantes, no obstante ni el talento, ni las buenas amistades hicieron que pudiera llevar una vida de literata de alta alcurnia con alegría y orgullo.

Alfonsina Storni, una mujer tan valiente al comienzo de su vida que le hacía frente a todo y a todos, que fue madre soletera, que escribió hermosísimos poemas hoy conocidos en toda América, no pudo con la falta del amor de su vida, con su soledad y depresión y terminó en el suicido, sin ser sui hijo siquiera una razón para seguir existiendo.

Otro grande de las letras fue Lugones, cuyos libros aun siguen siendo leídos con gran interés puesto que son increíblemente bellos y sin embargo, una vez más el amor se interponía en ellos sin que el público se diera cuneta, y luego  y como en tantos casos el suicidio y aquella frase que alguna vez escribió: “Ha sonado otra vez, pata bien del mundo, la hora de la espada”.

¿Una muerte anunciada? Tal vez…un suicidio que dejó a todos sus colegas conmocionados pero que cada uno supo interpretar a su manera, y que conociendo a Leopoldo hasta llegaron justificar porque el lenguaje de la escritura es muy particular, y entre palabras se conocen mucho mejor a las escritores que en persona, pues es en los libros que dicen mucho más acerca de ellos mimosos.

Tolstoi y su renombrado libro “La guerra y la paz”, entre otras tantas obras que han recorrido el mundo, terminó sus últimos años de vida sufriendo a causa de una cruel enfermedad, pues un ataque en los pulmones lo obligó a refugiarse en lo de un jefe de estación  quien lo ayudó en todo lo que puedo pero para cuando llegara Sofía, su hija, ya fue tarde y Tolstoi había pasado a una vida en el más allá. Un hombre que fue sumamente valiente, que lo dio todo, que llegó a ser fugitivo y tan alto pagó el precio, dejó dicho  que amaba a muchos y no cabe duda de ello.

Así fueron las vidas de tantísimos escritores que fueron y son parte de nuestra historia, que escribieron con fuerte y admirable talento  y pasión, y cuyas vidas terminaron abruptamente por propia decisión o por un hecho fatal que el destino así deseó que fuera. Todos hombres y mujeres que llevaban dentro algo más que el amor por la literatura: sus propios demonios.

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