La historia del pantalón

Si hay una prenda que se ha impuesto definitivamente en el vestuario tanto de hombres como de mujeres, es el pantalón. Pero no siempre fue tan utilizado.

La historia del pantalón se remonta a la Francia de la Revolución Francesa, y aún más las primeras referencias arqueológicas del uso de los pantalones proceden de la cultura celta, hace unos 2.600 años. Posteriormente los pueblos germanos la adoptaron tiñéndola y adornándolas con rayas y cuadros. Por su parte, los romanos  consideraban a los pantalones o “bracatas” un atuendo propio de los bárbaros y prohibieron su uso hasta el año 400.

El pantalón fue un sucesor de las llamadas “bragas” que utilizaban las clases populares hasta fines del s XVII, era la prenda del vencido, del bárbaro, del pobre o el campesino. Es más el origen de la palabra viene del apodo que recibían los venecianos que usaban unos calzones largos y angostos llamados pantalone en honor a San Pantaleón.

Pero en realidad fue por oposición al culotte (calzón) que el pantalón ingresó a la historia política. Fueron los “sans-culotte” quienes derrocaron a la monarquía en 1789.  Con vestimentas amplias que ocultaban el cuerpo,  heredada de las bragas que llevaban los primitivos galos, las clases bajas de Francia se sublevaron a la monarquía vestida con calzones ajustados hasta la rodilla. Desde fines de la Edad Media, los hombres de las clases superiores llevaban esta prenda junto con zapatos  de tacones altos que ayudaban a afinar más la silueta.

Por solidaridad revolucionaria y comunión de ideales, las clases altas progresistas también cambiaron sus “culottes” por el pantalón, implantando una nueva moda. Esta ruptura en la vestimenta también fue un símbolo de igualdad y libertad proclamada por la Revolución. Al mismo tiempo, las ciudadanas revolucionarias también adoptaron esta prenda como un signo de igualdad de géneros, a cambio los hombres renunciaron a los colores vivos y a mostrar sus piernas.

El pantalón se convirtió asi en un símbolo de la masculinidad. Tanto así que en Francia hasta el año 2010, cuando se derogó la ley, estaba prohibido que las mujeres vistieran pantalón (Ley 1800). Fue una ordenanza napoleónica que prohibía a las mujeres el uso de prendas de “otro sexo”.

Posteriormente el pantalón siguió vedado para la mujer y su uso por parte de algunas de ellas fue muy criticado. La inferioridad femenina  era el discurso oficial, el hombre estaba concebido para pensar y la mujer para concebir. El hecho de que una mujer usara pantalón la asimilaba a un travesti, una perturbación intolerable para el s XIX.

Sin embargo, todo cambió al comienzo del s XX, numerosas mujeres (George Sand, Coco Chanel, Marlene Dietrich) fueron precursoras del uso del pantalón como prenda femenina. A lo largo de las siguientes décadas esta prenda se impuso entre la indumentaria de la mujer, extendiéndose más allá con la adopción del “blue jean” en la vida cotidiana.

Si analizamos hoy la vestimenta, nos daremos cuenta que el pantalón es el fiel compañero de todos los días. Resulta una prenda cómoda, que acompaña los movimientos y protege al cuerpo; por lo tanto no deja de estar en nuestros guardarropas.

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